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El Chichón presenta Polo pelota amarilla

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Periodistas de Avance

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24/07/15.- Bajo la dirección de Eliecer Paredes, ganador del premio como mejor director infantil por la Asociación Venezolana de Crítica Teatral (Avencrit) con la obra No es un juego, y la producción ejecutiva de Edgar “Juanacho” Paredes, llega Polo pelota amarilla, pieza del autor mexicano Jesús González Dávila, que nos narra la historia de Polo y Paula, dos niños que entre fantasías y juegos se sumergen en una feria de circo para mostrarnos cuáles son las percepciones sobre el mundo que tienen los adultos.

La obra, llevada a las tablas por la Agrupación de Teatro Universitario para Niños Chichón, se estará presentando hasta el 9 de agosto, los sábados y domingos a las 4:00 de la tarde en la sala 1 del Celarg en Altamira, e invita a reflexionar cuán importante es la comunicación entre niños y adultos; así como también, a descubrir que el miedo se va cantando y que todos los días podemos descubrir que somos más poderosos de lo que pensamos.

Polo pelota amarilla, cuenta con un destacado elenco entre quienes se encuentran: Ruth Mota, Isabella Hernández, Valentina Hernández, Brenda Gómez, Angélica Burgos, Adriana Castillo, Daniela Núñez, Victoria Mota, Alexandra Véliz y Víctor Pérez, quienes tienen la tarea de hacer disfrutar a los pequeños de la casa un rato agradable y diferente.

Cabe destacar que la puesta en escena llega a Caracas luego de realizar exitosas presentaciones en la ciudad de Los Teques. El costo de las entradas es de Bs. 250, y se pueden adquirir en las taquillas del teatro, o a través de la página web www.solotickets.com; para mayor información, se pueden comunicar a través del (0212) 605.45.28, email: elchichonucv@gmail.com o a Twitter: @elchichonucv/ Instagram: @elchichonucv/ Facebook: www.facebook.com/ElChichonUCV.  AO/sa

Foto : Cortesía

Pie de foto: Las entradas tienen un costo de Bs. 250   

escritos y discursos.

En 1810 se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela, dirigida por Miranda. El fracaso de aquel intento obligó a Bolívar a huir del país en 1812. Fue así como se puso al mando del movimiento, escribiendo desde Cartagena de Indias el “Manifiesto de Cartagena”, el cual incitaba de nuevo a la rebelión. En ese manifiesto pidió ayuda a Nueva Granada para liberar a Venezuela porque su causa era la misma. Fue así como Bolívar recibió esa asistencia y en 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante a Caracas el 6 de agosto y en donde le ratificarían el título que le habían dado el Cabildo de Mérida de “El Libertador” que desde entonces quedó unido a su nombre.

Sin embargo, hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Boves, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15) y allí escribió su “Carta de Jamaica”, en la que defendió la confederación de los países americanos al mismo tiempo que su independencia. No obstante, éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le dio el control del país.

El gran objetivo y sueño de Bolívar era el de formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, a pesar de haber logrado la liberación de Venezuela, luchó por las otras independencias. Cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que liberó al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). El 17 de diciembre de ese año creó la República de la Gran Colombia (que incluyó lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá).

En ese mismo año, elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia. Luego, en 1822, Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran libertador, San Martín -quien había liberado a la Argentina y a Chile-, para poder lograr la liberación del Perú. Nadie sabe que ocurrió en esa secreta reunión entre ambos héroes latinoamericanos, pero lo cierto es que San Martín volvió a la Argentina mientras Bolívar preparó la lucha para recuperar Perú (último lugar del continente en el que resistían los españoles).

En 1824 se libraron las dos batallas finales de la independencia de este país: Junín y Ayacucho. Un año más tarde Bolívar declaró la independencia de Alto Perú que pocos días después se llamó Bolivia, en su honor, y cuya constitución redactó él mismo. También en ese año éste creó el Congreso de Panamá, la primera conferencia hemisférica. 

El separatismo que continuó en los países que él había soñado como integrantes de una gran nación confederada le hizo abandonar la vida pública. Su obra literaria está compuesta por cartas, discursos, arengas y proclamas. Entre éstas se destacan: “Memoria a los ciudadanos de Nueva Granada” y “El discurso de Angostura” (1819).

El proyecto de una gran Hispanoamérica unida no se encontraba en sintonía con los sentimientos de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales buscaron la independencia política por separado. En 1827 debido a rivalidades personales entre los generales de la revolución, explotaron guerras civiles que destrozaron la unión sudamericana, por lo que tanto Bolívar había luchado.

El 8 de mayo de 1830, Bolívar partió de Bogotá y en junio llega a Cartagena donde los lugareños le animan a seguir luchando, mientras que en Bogotá continúa la campaña en su contra. El 1 de julio el General Mariano Montilla le informa al Libertador del asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, noticia que le desilusiona tremendamente.

Llega a Santa Marta el 1 de diciembre de 1830 y su salud empeoró a los pocos días, teniendo algunos momentos de lucidez que le permitieron dictar su testamento y su última proclama, donde clamó porque su muerte por lo menos permitiera la consolidación de la unión y la desaparición de los partidos.

El Libertador Simón Bolívar fallece el 17 de diciembre de 1830, a los 47 años de edad. A la una y tres minutos de la tarde murió el sol de Colombia, según rezó el comunicado oficial. Los despojos mortales del Libertador recibieron cristiana sepultura en el altar mayor de la suntuosa Catedral Basílica de Santa Marta, y en ese sagrado recinto moraron apaciblemente, hasta diciembre de 1842, cuando fueron trasladados a su país de origen Venezuela, cumpliéndose así el mandato de su testamento.

 

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