Ahondar en la vida personal de alguien es una tarea delicada, sobre todo si se trata de algo tan íntimo como la identidad sexual; pero tratándose de Phiera, una reconocida estilista de los Altos Mirandinos, explorar su historia no solo representó un reto, sino que a través de sus vivencias tratamos un testimonio interesante, aleccionador y motivador.

En los espacios del salón de belleza Kaduja, realizamos las fotografías que acompañan este reportaje, para las que por cierto se produjo espectacularmente como toda una diva, pero lejos de ser odiosa o engreída, resultó ser muy sencilla y humana; allí percibimos que ella es la reina del lugar, muy apreciada por colegas y clientes. Su lugar de trabajo está decorado con sus implementos y un tierno monito de peluche que le dan un ambiente chic a su segunda casa.

Jean Piere Quintana es su nombre de pila; pero desde hace 21 años es ampliamente reconocida como Phiera. “Nací sabiendo a la perfección quién era y lo que quería para mi vida, durante mi infancia jamás soporté que las niñas se me acercaran y menos que me tocaran o besaran; fueron varias las cosas que me hacían saber que había nacido en un cuerpo equivocado”.

“Todo marchaba bien hasta que mis padres se divorciaron cuando yo tenía unos 13 años. Lo que más me afectó fue el motivo, mi papá había decidido irse a vivir en pareja con una hermana de mi madre, era la tía a la que yo más quería, hasta que quedó embarazada de mi padre y nos lo arrebató, fue un shock para mí”.

No conforme con que la vida le había golpeado fuerte antes de ese episodio, tras haber sido abusada sexualmente en dos oportunidades, sucedió esto y después vuelve a ser víctima de abuso. Esto se sumó a las recriminaciones que debía enfrentar por ser como era.

“La primera vez tenía 6 años, fue el esposo de una tía; la segunda no fue un abuso en sí, de alguna manera yo lo consentí porque el sujeto me gustaba, pero sí me afectó porque no trascendió, se trataba de un reconocido actor de la televisión que era mi vecino, yo estaba culminando el 6º grado de primaria. La tercera yo tenía unos 14 años, recién acababan de echarme de mi casa al descubrir mis inclinaciones”.

Camino de espinas

Relató que sus padres pretendieron desviarla de su condición con severos castigos y golpizas, al punto de que la llevaron en diez oportunidades al psicólogo.

“Mi vida no fue nada fácil, fui muy buena estudiante, de hecho mi nota más baja era 18 puntos, si no fuera por todas las cosas que viví cuando me sacaron de mi hábitat natural, es decir mi casa, yo habría sido arquitecto porque ese era mi sueño”.

Frente a todo ese crudo escenario, se refugió en el alcohol, el cigarro y la vida de la calle. Su vida dio un giro de 360 grados porque comenzó a frecuentar amistades inusuales y a estar metida de cabeza en los peores barrios. Fueron varias las veces en que intentó quitarse la vida ante el rechazo de toda su familia.

En ese ínterin también se involucró con el mundo del espiritismo, y con ello sintió que estaba superando de alguna manera sus traumas. A los 15 años decidió dejar de ocultar lo que sentía y empezó a vestirse de mujer, ya viviendo en Los Teques, hasta el sol de hoy.

“Para ese momento me motivó el hecho de que el chamo con quien yo salía se empató con una verdadera mujer, como no podía competir de tú a tú con eso, comencé a arreglarme como una de ellas”.

“Aún existe la confusión para muchas personas sobre lo que somos; existen los homosexuales, que se sienten atraídos hacia su mismo sexo pero conservan su apariencia física; están los travestis, que se visten de mujer solo de a ratos; los trans como yo, que adoptamos la posición femenina a tiempo completo; y los transgénero, que hasta se operan para cambiar de sexo”.

Después de la tormenta…

Durante la muy amena conversación en la que fluyó esta entrevista, recalcó que no nació con dones de peluquero y que la experiencia la fue adquiriendo en el camino, en el que por cierto se enamoró de esa profesión, con la que a punta de esfuerzo y pasión se fue creando una excelente reputación en el ramo, esa que la ha llevado a convertirse en la estilista profesional más cotizada de nuestra ciudad, desde hace 15 años.

“La vida nocturna, rumbas y demás era lo mío, pero jamás me metí a prostituta, nunca me gustó eso, yo tenía mis valores; estando entregada a la vagancia comencé a hacer un curso de peluquería por consejo de mi padre, me fue muy bien y luego terminé de pulir mis conocimientos en una academia en Táchira, donde me fue espectacular por dos años; al regresar a Los Teques coseché las mejores amistades y clientela que he podido tener, entre ellas María Yolanda Muñoz, mi mejor amiga y gran consejera desde hace mucho tiempo”.

Lo más fascinante de Phiera es que tras haber tocado fondo, resurgió y se catapultó por el sello de excelencia que le caracteriza, sin avergonzarse por un segundo de ser quien es, siempre en busca de su crecimiento personal y profesional.

Ha tenido participación como estilista en diferentes concursos de belleza, incluido el Señorita Miranda, además tuvo participación en la película Cheila: Una casa pa’ maíta.

Aseguró que su mayor satisfacción es el cariño y agradecimiento de sus clientes: hombres, mujeres, niños y hasta señoras de la tercera edad que suelen ser exigentes; llegan a sus manos y tras confiar en su talento no la dejan más, cada peluquería que pisa se convierte en un éxito, tal como lo fue cuando filas de clientes esperaban por ella en La Mandarina, hoy hace lo propio en Kaduja, ubicada en la avenida Independencia.

“Hoy me atrevo a decir que desde las experiencias que viví creo en quien soy y confío 100% en mí, por eso les sugiero a quienes no se atreven a materializar su sueño, sea cual sea, que dejen el miedo y los estigmas; todo en esta vida es posible, uno no puede quedarse estancado ni vivir del pasado, sino mirar hacia el futuro con la frente en alto, siempre que ames lo haces, lo más importante es creer en ti mismo”./ac

Foto: D (Alexander Offerman)

*Phiera ha sido por 15 años la mejor estilista de Los Teques

MARIBEL SÁNCHEZ