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Perfiles: La Casona y La Viñeta

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Periodistas de Avance

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Iniciaré esta nota manifestándoles a mis amigos lectores que, la residencia oficial de los presidentes de la nación, La Casona, fue una casa de hacienda propiedad de la señora Elisa Elvira Ruiz Miranda de Brandt, quien la había heredado de su esposo Alfredo Brandt. 

La Casona fue adquirida durante el gobierno de Raúl Leoni, cumpliendo con un decreto firmado por Rómulo Betancourt,  convirtiéndose aquél en el  primer jefe de estado en habitarla al lado de su esposa Menca de Leoni, dama que le daría inicio a la estupenda colección de pinturas que allí están expuestas,  entre otras, obras de artistas de la talla de Emilio Boggio, Julio Arraga, Armando Barrios,  Gabriel Bracho,  Federico Brandt, Manuel Cabré, Omar Carreño, Feliciano Carvallo, Marcos Castillo, Carlos Cruz Diez,  Francisco Fernández Rodríguez, Tomás Golding, Pedro Ángel González, Antonio Herrera Toro, Juan Lovera, Mateo Manaure, Arturo Michelena, Raúl Moleiro,  Rafael Monasterio, Francisco Narváez, Pascual Navarro,  Alejandro Otero, Carlos Vizcarrondo, Mercedes Pardo, Camille Pissarro, Héctor Poleo, César Prieto, Armando Reverón,  Tito Salas, Carlos Rivero Sanabria, Jesús Soto, Francisco Valdés, Ramón Vásquez Brito, Elisa Elvira Zuloaga. Los que deseen ampliar esta información, al lado conocer otros datos sobre esta materia, les recomiendo buscar el libro “Pintura Venezolana en la Colección de La Casona”, publicado en 1991 y auspiciado por Petróleos de Venezuela y la Corporación Venezolana de Guayana.

SITIOS IDEALES PARA PASEOS Y EXCURSIONES

En crónicas redactadas por historiadores caraqueños, se  dice que la mansión presidencial, La Casona también llegó a conocerse como “La Pastora”, llegándose a ella, a través  del viejo camino  que comunicaba a Petare con Caracas.  Se sabe que, durante gran parte del siglo XIX,  temporadistas y excursionistas visitaban con mucha frecuencia sitios cercanos a la vieja casa, hoy residencia oficial de los presidentes de la república, como Las Delicias, La Campiña, Bello Monte, San Souci, Alcabala de Chacaíto, Mata de Coco, Los Chorros, Agua de Maíz, Los Dos Caminos, paseos que se hacían  mediante la utilización de coches halados por caballos, bestias de silla y posteriormente a través de una línea férrea.  Los lugares arriba señalados, donde se podían observar vaqueras, trapiches, siembras de caña de azúcar, corrientes de agua cristalina, fueron  al lado  de Los Teques y El Encanto con su ferrocarril,  Macuto y Antímano, los mejores sitios de sano esparcimiento y recreación  de las familias caraqueñas de entonces. Por allí, en viejas fotografías, publicadas en los trabajos de Graciela Schael Martínez, Carlos Eduardo “Caremis” Misle, Ildelfonso Leal,  Lucas Manzano, Enrique Bernardo Núñez, Guillermo José Schael, Guillermo Meneses y en revistas como “El Cojo Ilustrado”, se localizan fotografías de grupos de personas disfrutando de las bellezas de esos espacios geográficos,  en especial de los parques “Los Coquitos” y “El Encanto” de Los Teques.

“LA VIÑETA”, RESIDENCIA DE PÁEZ Y SU AMANTE BARBARITA 

La mayoría de los jefes de estado, antes de ser adquirida la residencia presidencial La Casona, vivieron en sus respectivas casas, o casas alquiladas desde donde despachaban. La Casa Amarilla, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, sirvió de residencia y de despacho a más de un caudillo, como Antonio Guzmán Blanco.   El general José Antonio Páez, “Centauro de los Llanos”, “Primera lanza de Venezuela”, “Esclarecido ciudadano”, “León de Payara”, el héroe de la batalla de Carabobo,  convertido en presidente de la república en dos oportunidades, vivió, al lado de su amante Barbarita Nieves e hijas, en una casa conocida como “La Viñeta”, ubicada   en el centro Caracas donde hoy se encuentra el Grupo Escolar Francisco Pimentel, esquina de El Mamey.  La Viñeta se  distinguía por sus bien cuidados jardines, por las veladas artísticas culturales y por el buen gusto. El historiador Tomás Polanco Alcántara, señala que en esa acogedora residencia, Barbarita Nieves, cantaba, tocaba guitarra y piano y se encargaba de organizar concurridas fiestas y recepciones. A continuación les dejo una pincelada, plasmada en uno de los tratados que nos informan acerca de la vida y obra de José Antonio Páez, creador de la República de Venezuela el año de 1830,  sobre tan significativa casa caraqueña.

“La Viñeta  fue centro donde la música siempre estuvo presente. El general José Antonio Páez, el hombre más poderoso de la época, mantuvo un piano en esa acogedora casa de  exuberantes jardines, donde las hijas habidas entre él y Barbarita se deleitaban interpretando suaves melodías.  Para José Antonio Páez, Barbarita Nieves, como él mismo llegó a manifestarlo, era una persona que le hacía soportable la vida y al mismo tiempo era la estrella que iluminaba su vida. El sabio Adolfo Ernst, citado por el académico Polanco Alcántara, señala que hacia los años cuarenta del siglo XIX, el jardín más notable de Caracas era el de La Viñeta, dado que allí se encontraban árboles raros, y donde no faltaban los  cultivos de claveles, novios, violetas, heliotropos, narciso, nardo, conejo, dalias, margaritas, jazmín, flor del paraíso, diamelas, magnolias y una rosa con el nombre rosa Páez”, en su honor.

 José Antonio Páez se había casado, en la villa de  Camaguán  (Barinas), el 19 de julio de 1809, con Dominga Ortíz,  cuando él tenía 19 años y ella 17. Para el momento de la unión matrimonial, el joven José Antonio Páez se desempeñaba como comerciante, compra y venta de ganado, entre las poblaciones de Acarigua y Barinas. Dos hijos procreó Dominga, Manuel Antonio y María del Rosario. El alejamiento de Páez de su legítima esposa, se produce después de la Batalla de Carabobo, 24 de junio de 1821, cuando se presenta en su vida, Barbarita Nieves. El “Diccionario de Historia de Venezuela” reseña que al encontrarse sola, Dominga Ortiz de Páez, se retira  y fija residencias en Valencia y Barinas. Cuando José Antonio Páez cae en desgracia y encontrándose en prisión,  será ella la que interviene, solicitando la salida del país de su esposo. Barbarita Nieves había fallecido.

VARGAS VIVIÓ EN UNA MODESTA CASA

Otro  de nuestros presidentes, uno de los pocos civiles que  estuvo al frente de la conducción de la república, José María Vargas, médico, educador, casado con Doña Encarnación Martín Laredo, viuda de José María Castillo,  vivió  a diferencia de Páez, en una modesta casa, situada en la esquina de Camejo. Por cierto, cuando Doña Encarnación Laredo  queda viuda, tenía 25 años. José María Vargas, el sabio, fue electo presidente en febrero de 1835, presentando su renuncia al cargo el 29 de abril del mismo año, rechazada por el Congreso. Los alzados contra el gobierno de José María Vargas, se localizaban en Maracaibo y Caracas. El presidente abandona el país rumbo a Saint Thomas. Páez somete a los alzados y el presidente regresa a la patria. Corría todavía el año de 1835. Nuevamente renuncia  el 14 de abril de 1836, la cual es aceptada por el Congreso, encargándose de la presidencia Andrés Narvarte  y José María Carreño hasta la ascensión de Carlos Soublette, a quien como Vicepresidente le correspondía ejercer el alto cargo.

Jesús María Sánchez. Los Teques. 30012017.

Sanchezjesusmaria@hotmail.com

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