Desde diciembre, residentes del sector La Ladera de El Panadero están condenados a vivir entre el polvo y la pestilencia que provienen de la reparación de una tubería de aguas negras, que mantiene la vía cerrada.
“Abrieron unas zanjas para instalar los tubos. De allí están sacando agua de cloaca, pero en lugar de hacerlo con una bomba lo hacen con tres tobitos”, destaca una de las afectadas. Agrega que los excrementos son lanzados encima de la tierra que sacan de los huecos, y que está arrumada al costado de las viviendas. “En nuestras casas se han presentado filtraciones. Por ejemplo, debajo de la cama de mi hijo sale agua piche. Mi esposo, mis chamos y mi mamá están con diarrea y fiebre”.
Haydé González, otra vecina, recalca que la contratista prometió colocar la red en dos meses, es decir en febrero, pero la obra ya lleva cuatro meses de retardo. “Nos da temor que cuando lleguen las lluvias eso se rebose y haya inundaciones. A mí se me está cayendo la casa y nadie me ha ayudado”. Se queja de que los miembros del consejo comunal no den respuesta sobre las fallas, ni tampoco presionan a la empresa para que termine rápido.
Blanca González subraya que habilitaron un caminito por donde transitan las motos. “La cerámica de la fachada de mi casa la han despegado con la pasadera para allá y para acá. ¿Quién me responde a mí por eso?”. Destaca que llevan seis meses sin el servicio de transporte. Al estar cerrada la carretera, deben caminar para agarrar un autobús. “Hemos pedido audiencia con el alcalde Francisco Garcés para exponerle la problemática, pero siempre nos pelotean”./Ronald Peñaranda/ac/Foto: Jesús Tovar