La estadounidense Megan Rapinoe hizo del Mundial de fútbol femenil una disputa política por los derechos de las mujeres y las identidades disidentes.
La ovación retumbó y sorprendió. “Equal pay, equal pay” (“igualdad salarial, igualdad salarial”), cantó el público estadounidense. Su selección acababa de ganar la cuarta Copa del Mundo de su historia -la segunda de manera consecutiva- después de derrotar a Holanda 2 a 0 en Lyon y las fanáticas eligieron reivindicar una demanda política.
Esa proclama le ganó al clásico “Dale, campeón” que enaltece a las vencedoras.
Estados Unidos confirmó su poderío en el fútbol femenino en la tarde francesa, una hegemonía que no es sólo futbolística. Llegar al estadio fue complicado porque los y las hinchas colmaron la ciudad. Hubo largas filas para tomar el metro y el Tram que conducían al estadio; y todos iban con la camiseta de algunas de las futbolistas. TeleSur /