El Gobierno irlandés decretó este lunes la máxima alerta del plan contra la pandemia, que insta a la ciudadanía a quedarse en casa y cierra los bares, restaurantes y comercios no esenciales, aunque mantiene abiertas las escuelas y guarderías.
Este confinamiento, menos estricto que el impuesto durante la primera ola, entrará en vigor este jueves y durará seis semanas, con vistas a levantar progresivamente las restricciones hacia principios de diciembre para dar un respiro a la economía de cara a las Navidades.
El Ejecutivo de Dublín, de coalición entre centristas, democristianos y verdes, detalló a través de Unión Radio que ya situó la alarma en el nivel tres del citado plan el pasado 7 de octubre, en contra, por primera vez, de las recomendaciones de su comité de expertos sanitarios, que pedía elevarlo hasta el cinco, el más alto.








