Cinco mujeres hablan de los obstáculos que enfrentaron para tener a sus hijos
Ser madre es uno de los mayores privilegios que puede tener una mujer. Sin embargo, algunas han atravesado difíciles situaciones y sin desfallecer en el intento lograron su cometido: ser mamás. En esta entrega especial, Avance cuenta cinco fascinantes historias que dejan por sentado que el tiempo de Dios es perfecto y que sin duda quien persevera, alcanza.
Todas y cada una de ellas se las ingenió con apoyo de la ciencia, la paciencia o sencillamente una bendición del cielo para concebir exitosamente y traer al mundo una nueva vida. Gracias a su empeño este 11 de mayo de 2025, celebran rodeadas de mucho amor el Día de las Madres.
Una abuela muy luchadora

Ninoska Luque, se casó muy enamorada en 1983, tras el primer año quiso quedar embarazada pero no ocurría. Un médico diagnosticó que tenía una congestión a nivel de las Trompas de Falopio y debía someterse a un invasivo procedimiento con múltiples tratamientos para “destaparlas”.
“En aquel tiempo la ciencia no estaba tan avanzada, duré otro año más mientras surgía el efecto y recuperación para que finalmente mi hija Geraldine llegara a nuestras vidas en 1985. Cuatro años después nació mi hijo varón Erick y una década más tarde, mi hija menor Verónica”, relató.
Para Ninoska fue difícil, pero algo le decía que no era imposible. Luego enviudó y salió delante de forma admirable con sus tres hijos, quienes hoy en día son exitosos profesionales y la han convertido en abuela de seis retoños.
Cuestión de tiempo
Los intentos de Wanda Chávez iniciaron cuando tan solo tenía 17 años de edad, tras sostener un noviazgo que le hacían presentir que ese era el hombre con quien procrearía una familia; sin siquiera sospechar que el destino tenía otros planes para ella.

“Quedé embarazada dos veces, pero el bebé no se alcanzaba a formar, lo perdía siempre. Lloré hasta más no poder, un ginecólogo me dijo que mi matriz no estaba lo suficientemente madura y tenía que esperar hasta los 30 años de edad, fue frustrante. Después de algún tiempo me separé de mi novio, más adelante conocí a mi actual pareja y opté por ponerme un dispositivo anticonceptivo”, contó visiblemente conmovida.
Sin embargo, ya estaba en estado, tenía 24 años y gestaba un embarazo múltiple con el temor latente de volver a fracasar. Pero, como ella mismo lo dijo “Dios sabía cuando realmente era mi momento, quería que yo madurara. Me envió a dos hermosas y sanas princesas: Haliss & Aliss. Ellas representan lo mejor de mi vida, siempre hay que tener fe”.
Simpático método
Para Yasmín Devesa, destacada periodista de los Altos Mirandinos, procurar un embarazo se traducía en una metódica dinámica de mucho corre-corre y precisión.

“Para concebir a mi hija mayor, mi esposo y yo tuvimos que ayudar a los espermatozoides porque eran un poco flojos. Dos años buscando bebé y nada, tomando medicamentos infructuosamente hasta que mi doctora dijo que cuando estuviera ovulando (ella tomaba mi temperatura y ciclo), corriera a casa para hacer la tarea con mi José y no me bañara después de hacer el amor, tenía que quedarme acostada en la cama con una almohada en la cintura y los pies en alto durante 40 minutos. Así quedé en estado”, contó simpáticamente.
Siete años después volvió a quedar en estado pero se enteró cuando tenía 5 meses de embarazo, en pleno paro petrolero de diciembre 2022 y rememoró que si no le tenía un bidón de gasolina al médico, no la atendía. Hoy es la orgullosa madre de Michelle y Luis David.
Un sacrificio que bien valió la pena
“El único ser que ha hecho que yo deje de cantar por aproximadamente un año y medio fue Yonny David, mi segundo hijo. Por tener útero en forma de corazón presenté tres conatos de aborto, así que me tocó pasar ocho meses acostada o si no se me salía por esa hendidura en el medio. En lugar de nueve meses de embarazo, parecieron dos años pero valió la pena. Él y su hermano son mis más grandes amores”.

Así lo relató Ariyed Famiglietti, reconocida locutora y cantante de los altos de Miranda, quien además confesó que mucho antes de esa experiencia enfrentó la muerte de su primera hija, que había nacido prematuramente. Por casualidades o causalidades de la vida, Yonny nació para la misma fecha en la que había venido al mundo aquella hermosa niña.
Un milagro de vida
A raíz de una pérdida espontánea registrada en marzo 2007, el ritmo hormonal María Fanny de Curvelo cambió por completo y tras seis meses cuando quiso quedar embarazada de nuevo tenía valores muy alterados en sus exámenes, comenzó tratamiento médico y con ello la tortura de ver varias pruebas de embarazo en negativo.
“Cuando surge la idea de un embarazo in vitro y todo fluye de manera controlada, con infinidad de miedos nace mi bebé a las 31 semanas de gestación pesando 1 kilo con 400 gramos y midiendo 41 cms; no sin antes yo tener episodios de preclancia, la doctora me dijo que si debía elegir entre mi hijo y yo ella me salvaría porque luego yo podía volver a concebir; eso fue fatal, pero gracias a Dios nació directo a cuidados intensivos donde estuvo 45 días”, contó con la voz quebrantada. Hoy Germán, su milagro de vida tiene 17 años de edad. La segunda hija, de nombre Estefanny, ha soplado 13 velitas tras nacer a las 36 semanas de embarazo, también con antecedente de preclancia para la madre.