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“José Gregorio me operó dos veces”

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Andrea Justina Portal, de Ramo Verde, relató a Avance su experiencia

Con la firme convicción de que la fe mueve montañas y apegada a la devoción hacia José Gregorio Hernández con la que fue criada, Andrea Justina Portal Berroterán, de 71 años de edad reveló a Avance dos momentos cruciales en los que estuvo en las manos de El Siervo de Dios.

Ella es ama de casa y la matriarca de 10 hijos, 21 nietos y 12 bisnietos. Por tres décadas trabajó en casas de familia, planchando, pero también se desempeñó como obrera en algunas empresas.

Todas sus funciones las ejercía de pie y eso derivó en que para el 2011 enfrentara una severa trombosis en su pierna izquierda, que la llevó a estar recluida en el Hospital Victorino Santaella, en Los Teques, donde debían intervenirla quirúrgicamente.

Con un brillo en la mirada aseguró que el doctor José Gregorio Hernández le curó sus piernas en dos oportunidades, una hace catorce años y otra hace cinco meses cuando tuvo de nuevo una trombosis, pero en la pierna derecha.

La primera intervención

“Él entró en mi habitación en el hospital. Mi hijo y yo los vimos, José Gregorio estaba vestido de blanco y no habló, solo se dedicó a operarme y desde ahí mi pierna mejoró muchísimo. Los doctores no entendían lo que había pasado”, dijo.

Darwin Portal, su hijo, aseveró que se quedó perplejo cuando lo vio entrar y apuntó que “la increíble mejoría progresiva a través de los días era inexplicable para los doctores, porque sabían que ellos no le habían hecho nada, con ninguno de los estudios dieron cómo había sido posible la rápida evolución de ella. Fue gracias al doctor José Gregorio Hernández”.

Un segundo milagro

Tras todo lo ocurrido, Andrea y su familia guardaron celosamente aquel importante hecho, sus vidas transcurrieron con normalidad. En mayo 2025, se repitió la pesadilla de la trombosis, pero en la otra pierna, con dolores insoportables y la sugerencia médica de una amputación.

“Pasé un mes en el hospital y seis meses en cama aquí en mi casa. De tanto pedirle a José Gregorio, él llegó a mi cuarto. Estaba presente mi hija, pero ella se tapó la cabeza porque le dio miedo. Con él venía una señora bajita, delgadita con una pañoleta y vestido largo, no era una monja, más bien era como una enfermera de antes”. “Masajeó mucho mi pierna, después de eso usé silla de ruedas, andadera, bastón y ahora puedo caminar gracias a él. José Gregorio me operó dos veces, aún tengo las marcas de los puntos que me agarró”, aseveró Doña Andrea, quien concedió la entrevista a Avance justo al lado de una imagen que tiene a la entrada de su casa y es del primer santo venezolano.

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