La fecha aún genera repudio en un importante sector del país
Veintidós años se cumplen del intento de golpe militar en el que participaron cinco tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados.
Los participantes, pertenecientes a 10 batallones, formaban parte de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal, y fueron dirigidos por los jóvenes oficiales encabezados por Hugo Chávez y Francisco Arias Cárdenas, así como también Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortiz Contreras. Este grupo formaba parte de una organización conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), con una ideología política nacionalista y revolucionaria, que alegaba estar basada en el pensamiento de Simón Bolívar.
La movilización militar se inició el 4 de febrero, cuando Pérez regresaba del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. Gracias a la oportuna actuación del jefe y supervisor de la Escolta Civil Presidencial, comisarios de la Disip, Hernán Fernández y Ángel E. Sierra Sánchez, respectivamente; de los militares miembros, así como también del ministro de la Defensa, Fernando Ochoa Antich, quienes contaban con el apoyo de tres funcionarios más de la Disip, coronel Gerardo Dudamel y de la compañía Edecan de turno, el presidente Pérez logra refugiarse exitosamente en el Palacio de Miraflores. Gracias a Hernán Fernández y Ángel Sierra Sánchez, el presidente Pérez consigue llegar a la estación de televisión Venevision, desde donde se dirigió al país en dos ocasiones para informar sobre la situación.
El asalto al palacio presidencial se inició a las 12 de la medianoche del 4 de febrero. Al mismo tiempo, militares al mando de Miguel Rodríguez Torres asaltaron la residencia presidencial (La Casona) y otras importantes ciudades del país. Los enfrentamientos fueron intensos en algunos casos.
Fracasado el intento de toma de la capital, Caracas, los insurgentes se rindieron luego de que las guarniciones del interior del país fueran recuperadas por las fuerzas del gobierno constitucional. Chávez fue arrestado y privado de libertad por fuerzas de seguridad de la Disip, aunque poco antes se le dio la oportunidad de dirigirse al país en una alocución transmitida ante los medios de comunicación, en donde asumía la responsabilidad del alzamiento y ordenaba a los insurgentes que aún luchaban en Aragua y Valencia que se rindieran para evitar mayores derramamientos de sangre, a la vez que pedía a sus partidarios deponer las armas. Sin duda, la Escolta Civil Presidencial logró el objetivo.
En cuanto al comandante Chávez y los oficiales de mayor rango involucrados en la insurrección, los mismos fueron recluidos en el Cuartel San Carlos de Caracas y luego en la Cárcel de Yare en los Valles del Tuy. A semanas de este intento, el Tribunal Militar II de Primera Instancia Permanente de Caracas anunció que había 133 oficiales (entre los cuales 24 fueron acusados de dirigir la rebelión y el resto de ser adherentes) y 967 soldados sometidos a la investigación.
Con el tiempo, las causas de muchos de los militares presos fueron sobreseídas; otros fueron dados de baja, y otros indultados por el presidente Caldera en 1994 bajo la condición de solicitar su retiro de las Fuerzas Armadas, tal como sucedió con los oficiales que dirigieron la operación.
Los héroes anónimos del 4-F
El 4 de febrero de 1992 es más que una fecha en la memoria colectiva de los venezolanos. Es tal vez una fecha fría y oscura que hace una triste alegoría a otra no menos melancólica y convulsionada como la del 27 de febrero de 1989, y que están allí, en ese trozo de la historia de un país que fijó su mirada atónita ante una pantalla de TV que transmitió las imágenes de una sorpresiva asonada, con el audio en altavoz de los disparos, el ruido de los sables y de las tanquetas.
El 4F fue más que la historia de un grupo de paracaidistas sublevados en contra del estatus político de aquel momento, fue más que un número de cifras y titulares que llenaron las páginas de sucesos de periódicos nacionales y regionales; es una gran primera página escrita con sangre y dolor en la que los verdaderos protagonistas de la historia quedaron relegados al olvido, al anonimato.
Veintidós años se cumplen mañana de la intentona golpista de 1992, y una vez más los invisibilizaron. La propaganda oficial penetró todas las pantallas de TV hablando de la gloria del Golpe, de las hazañas de “La Revolución de Febrero”, publicaciones con testimonios e infografías del recorrido de la intentona como si de un auténtico acto heroico se tratara. ¿Y las víctimas? ¿Sombras anónimas? ¿Y el dolor de los familiares? Nadie se repone de una pérdida impune, silenciosa.
El 4F es ante todo un crisol de historias, de frases incompletas, de silencios. Un mosaico de almas sepultadas en un cementerio de viejas y rasgadas páginas de periódicos. Retazos de venezolanos de carne y hueso que vivieron horas de angustia y dolor. Ellos, las víctimas del 4F, son los verdaderos protagonistas de esa sublevación militar.
Hasta la fecha no se sabe con exactitud cuál fue el saldo total de fallecidos durante la asonada militar de 1992. Medios, como el diario Últimas Noticias, publicaron por aquellos días que los muertos pasaban de 100. Fernando Ochoa Antich, quien fuera ministro de la Defensa relata en su libro Así se rindió Chávez que ese día hubo 39 fallecidos.
La cifra nunca ha sido aclarada y en vano quedaron las acciones del comité de familiares de los golpistas, quienes tuvieron como objetivo “contribuir al esclarecimiento de la verdad histórica de los sucesos”, tal como lo publicó el Diario de Caracas el domingo 16 de febrero de 1992.
Tras una revisión hemerográfica de noticias, artículos y reportajes publicados en diarios y revistas nacionales y regionales, se presenta un balance de los decesos de ese día. Ese balance no pretende ser oficial, solo es una cifra construida a partir de los nombres publicados en las páginas de sucesos de los diarios El Nacional, El Universal, Últimas Noticias, El Diario de Caracas, Panorama (Maracaibo), y La Columna (Maracaibo). La revisión evidenció que durante la asonada murieron 32 personas; 23 en Caracas, 1 en Aragua y 8 en Carabobo. Entre ellos, 8 civiles, 8 funcionarios policiales, 10 efectivos militares, y 8 más en Carabobo.