**Hoy se conmemora el bicentenario de la muerte del primer criollo universal
Jesús María Sánchez
14/07/16 -. Francisco de Miranda, el venezolano universalmente más conocido, testigo de grandes acontecimientos universales, nació en el colonial Caracas el 28 de marzo de 1750 y va a morir, hace exactamente doscientos años, acompañado de su fiel mayordomo Pedro José Morán, el 16 de junio de 1816, en La Carraca, en Cádiz, España, edificación conocida como Penal de las Cuatro Torres y Factoría Naval de La Carraca.
He aquí la pintura que sobre esta edificación, lugar donde Francisco de Miranda lanzó su último suspiro, nos ofrece Antonio Marques, en publicación de la Galería de Arte Nacional: Este monumento militar posee una tremenda significación histórica, por haber sido el lugar donde ingresó el Generalísimo Francisco de Miranda el 5 de enero de 1814, después de ser capturado y entregado a Monteverde en 1812. En el Arsenal de La Carraca permanecerá el precursor venezolano hasta que víctima de un severo ataque de apoplejía muere en la enfermería el 14 de julio de 1816”.
Francisco de Miranda, como lo describe Arturo Uslar Pietri, no necesita ser presentado a los venezolanos ni ante los demás hispanoamericanos y como muchos lo han dicho, fue sin duda, el primer criollo, el primer hijo de nuestra América, que entró en la Historia Universal.
Hombre de vida muy rica, escribe Uslar Pietri, muy dramática, muy cargada de contrastes, muy heroica en todos los sentidos, iba a terminar en aquella prisión final, donde tampoco la esperanza lo abandonó nunca ni la vocación de servicio.
Francisco de Miranda fue eso, una figura que brilló, en los momentos de dicha y en los dramáticos, con luz propia. Un hombre con ideas luminosas, cargadas de filosofía, con hambre y sed de saber bebiendo en las fuentes de los más claros principios de lo creado por la humanidad.
Su vida, toda pletórica de luces, se convirtió en un permanente aprendizaje, en un diario ajetreo en el universo de la sabiduría y de las combinaciones políticas. Lo plasmado por Uslar Pietri, denso pensador y escritor de dilatada obra, nos dice del significado de la vida y la obra de Francisco de Miranda, quien figuró en los escenarios de la Independencia Norteamericana, de la Revolución Francesa y en los inicios de la búsqueda de la libertad para el continente americano.
Con seudónimos evitó la persecución
La implacable persecución que contra Miranda había desatado el imperio español, la neutralizaría empleando los seudónimos de Meiroff, Mister Martin de Maryland, Monsieur Martín, Amindra, entre otros, amén de mostrar su pasaporte ruso.
Asimismo, cuestión que le permitió ser entendido por selectos grupos de políticos e intelectuales, Francisco de Miranda dominaba varios idiomas, los cuales los hablaba y los escribía a perfección.
Sus deseos de conocer diversas geografías y culturas, lo convierten en un trotamundo. El historiador José Luis Salcedo Bastardo, nos dice: En su peregrinaje por el mundo, fuerza es insistir, el más extenso que cumpliera en su tiempo el más destacado de los grandes hombres de entonces, una sola fue la causa y el motor: la libertad de América. Independencia y unidad. Es por derecho incontrastable: el Precursor.
Siempre estuvo abierto a la integridad del mundo, a la humanidad toda y cabal. “Yo soy y seré perpetuamente—declaraba en 1809—acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra América, cuya honrosa causa defenderé toda mi vida: tanto porque es justa y necesaria para la salvación de sus desgraciados habitantes”.
Amante del arte y la cultura
Los biógrafos de Francisco de Miranda, siempre han señalado que lo primero que él hacía, al llegar a una ciudad era buscar las bibliotecas, los museos, galerías, teatros, monumentos, librerías, parques y, a las personalidades del lugar.
Miranda mantuvo una gran admiración por la música, por sus creadores e intérpretes. Sobre este campo, el musicólogo José Antonio Calcaño, señala: Fue grande entre los grande. Su gloria militar, que lo llevó a ser Mariscal de Campo y en un tiempo Comandante en Jefe de los ejércitos de Francia, por lo que su nombre figura en el Arco del Triunfo de París y su retrato en la Galería de Versalles. Él, que fue llamado la Espada de la Gironda: aquel venezolano con quien salía en coche Dantón por las calles de París para acrecentar su propia popularidad, fue una figura digna de mencionar en el mundo de nuestra música, a pesar de no haber sido compositor”.
En su Diario de Viajes, se encuentran informaciones de primera mano, tal como lo refiere Edgardo Mondolfi Gudat, sobre el dominio que Miranda poseía sobre el inmenso campo musical.
Presente en variados escenarios políticos
Francisco de Miranda, se convirtió, gracias a su gran capacidad para el estudio, la observación, la meditación y por ser incansable lector, en el más espigado indagador del tiempo que le tocó vivir, dejando en las páginas de su monumental diario, informaciones acerca de las más variadas materias que él, con mirada penetrante, supo estudiar en profundidad.
Francisco de Miranda se paseó por diversos escenarios de la política de su época, manteniendo reuniones, siempre en busca de la libertad para América, con esclarecidos estadistas, quienes para aquellos instantes dirigían la vida de muchas naciones.
En todos esos escenarios presentaba los planes de su empresa libertadora, guiada por la bandera tricolor, creada por él. Francisco de Miranda en su periplo existencial, siempre se mantuvo fiel a sus principios a favor de la libertad de esta parte del mundo, de América. En esto solo lo venció la muerte, triste momento del que recordamos hoy doscientos años. gf
Leyenda: Francisco de Miranda murió en la Carraca junto a su fiel mayordomo