Algunas personas asocian el nombre de Adriana Barraza (Toluca, 1956) con Amelia, el personaje que interpretó en Babel (2006), que le valió una nominación al Óscar como Mejor Actriz de Reparto, o con Conchita, el que hizo en Amores perros (2000), pero la mexicana es mucho más que esos dos roles. Con décadas de experiencia en cine y televisión y a punta de trabajo es una de las intérpretes latinas más destacadas de la industria hollywoodense. Da clases de actuación, escribe, produce y también dirige.
Un malpensado supondría que sus credenciales probablemente la convirtieron en un ser intratable, mito que se rompe al primer minuto de hablar con ella. “Primero que nada, ¿cómo le va? Me da mucho gusto saludarla”, rompe el hielo rápidamente. Contesta el teléfono en Buenos Aires, donde actualmente disfruta de unas vacaciones. Barraza está más que unida a la tierra del tango. “Me casé con un argentino, mi hija radica acá y tengo un nieto argentino”.
A pesar de que se supone está libre de compromisos laborales, la actriz concede entrevistas para promocionar Dueños del paraíso, telenovela que Telemundo estrenará el 24 de mayo, a las 12 de la noche, y en la que da vida a Irene Medrano, una mujer que “fue madre por error. Educó a Anastasia ejerciendo la prostitución, detalle que su hija nunca le ha perdonado. De pueblo, sin cultura ni educación, se deja deslumbrar por los hombres y el dinero”, dice la sinopsis de su personaje.
-¿Qué retos supuso para usted darle vida a Irene?
-El reto fue hacer a una mujer que no tiene frenos y eso tiene muchos riesgos porque uno puede caer en algo que no es verdadero. Cuando hago mis personajes, para el medio que sea, mi intención primordial es tratar de encontrar las personas lo más verdaderas posibles, los más cercanas a las personas reales; tanto los directores como los productores me dan permiso de hacerlo, pero me tengo que cuidar a mí misma porque luego los actores nos desbocamos. Interpretar a Irene fue muy divertido porque tiene todos los vicios, es capaz de traicionar a quien sea. Yo en lo particular me reí, me divertí mucho y tuve la posibilidad de hallar que dentro de todo es como loca, esquizofrénica, sin embargo, quiere resarcirse con su hija a como dé lugar. Tiene buenos sentimientos.
-La comprende a ella y a sus circunstancias…
-Completamente, es lo primero que tiene uno que hacer como actor, tratar de entender al personaje y sus circunstancias y no juzgarlo sino no podríamos hacerlos. Irene es producto de una madre que la vendió, que la prostituyó desde niña, una mujer que no tiene principios y a la que se le despierta su amor de madre y quiere resarcirse con su hija, pero la verdad es que todas las malas decisiones que toma se lo impiden. Es un personaje bien complejo.
-¿Qué le llamó la atención de Irene y cómo se preparó para interpretarlo?
-Me costó mucho trabajo hacer a una mujer como Irene aunque ya yo había hecho El cartel de los sapos. Fueron muchos los atractivos que vi en ella, pero el principal fue la posibilidad de hacer un personaje que no había hecho antes y trabajar con Kate del Castillo. Me preparé viendo, leyendo, escuchando entrevistas de mujeres que están dentro no solamente del narcotráfico sino que ejercen profesiones en las que intervienen mucho la violencia. Es muy difícil que una persona que tuvo esa infancia tenga las posibilidades de salirse de ese ambiente para poder construir uno nuevo. No imposible, pero sí difícil.
-Las narcoseries son muy exitosas, pero al mismo tiempo muy criticadas…
-Después de Dueños del paraíso consideré que ya había colmado mi experiencia personal con las narcohistorias, de hecho, me han ofrecido otros papeles y no los he aceptado. Como trabajo actoral lo disfruté, traté de hacerlo lo mejor posible, trabajé muy contenta con todos mis compañeros, con Kate (del Castillo), pero decidí que hasta ahí llegaba mi intervención en estas series (…) Es innegable que existen dentro de la realidad del mundo historias que tienen que ver con el narcotráfico, pero en Dueños del paraíso destaca el hecho de que los personajes son castigados y eso le da la idea también a los espectadores que las personas que hacen carrera en un mundo violento como el del narcotráfico no terminan nada bien.
-¿Cuáles son sus próximos planes profesionales?
-La segunda quincena de julio me voy a mi país a hacer una película que me gusta mucho, es para niños; y en este momento estoy en conversaciones para participar en una serie de televisión también allá o una película norteamericana que se filmaría en Guadalajara. A mí no me gusta hablar de mis proyectos hasta que no los firme porque luego no se dan. Por lo pronto, vine a Argentina no solamente a descansar sino a estrenar una película que se llama Ley primera, sobre un grupo de indígenas al que le quitan sus tierras. Yo espero que la gente la vea porque es necesario que no olvidemos a nuestras etnias. Es un filme del que me siento muy orgullosa aunque desafortunadamente hace poco falleció su director, Diego Rafecas.
-Paralelo a todo esto sigo dando clases de actuación por Internet. Este año me estoy dando un chance más grande porque en 2007 tuve cáncer (de seno) y eso me hizo reconsiderar muchas cosas. Salgo y sigo estudiando. Aparte de enseñar en Miami, quisiera dar mis cursos en México, Los Ángeles, Puerto Rico y República Dominicana.
-¿Ganarse el Óscar es una asignatura, una tarea pendiente para usted?
-Sí, aunque quién sabe porque eso no está en mis manos, lo que sí está en mis manos es tratar de hacer mi trabajo en inglés, en español o en el idioma que sea de la mejor manera y tratar de que mi último trabajo me dé más trabajo. No es asignatura mía porque no está en mi control, pero es un deseo muy grande, ojalá tenga la oportunidad de ganármelo de nuevo.
“Espero que la situación en Venezuela mejore. Ojalá que hayan elecciones libres, transparentes y que todo cambie”
-Tiene familia argentina, el presidente Mauricio Macri pidió que haya elecciones en Venezuela, ¿qué opina de eso?
-Como amiga y compañera de una comunidad muy grande de venezolanos que hay en Miami deseo de corazón y espero que la situación en Venezuela mejore. Ojalá que hayan elecciones libres, transparentes y que todo cambie porque es muy duro lo que están pasando.
Fuente: El Universal