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Caminar por la Jorge Losch se convirtió en una carrera de obstáculos

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Por:

Maribel Sánchez

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Para los habitantes de la urbanización Simón Bolívar y la comunidad El Vigía, así como para los pacientes de la Sala de Rehabilitación Integral (SRI), los estudiantes del liceo San José y del Instituto Universitario Salesiano Padre Ojeda (Iuspo) es toda una odisea transitar por la zona, a causa de las múltiples trabas con las que deben lidiar.

Varias tanquillas sin tapa de lado y lado, muy cerca de la SRI; un alcantarillado cubierto de maleza y una acera fracturada frente al centro de terapias son los responsables de que muchas personas se lancen a la calle, corriendo el riesgo de resultar arrollados.

América López, quien lleva cuatro décadas viviendo en la Simón Bolívar, aseveró a Avance que el quiebre del brocal se debe a las raíces de un inmenso árbol que está en “el bosquecito de la universidad”.

“Gracias a Dios lo podaron recientemente, pero queda el miedo de las secuelas que se derivan de las raíces. El murito del bosque está resquebrajado y se abrió un hueco. Hacia la calle se nota comprometido un poste, si siguen creciendo las raíces terminarán de romper el muro, la acera y tumbará el poste hacia una vivienda que está en todo el frente”.

Asdrúbal Camacho, residente de El Vigía, dijo que “hay tanquillas en las que cabe completico un niño o una mascota, tienen que taparlas. Respecto al árbol, no se puede ni se debe quitar de ahí, habrá que considerar rodar el poste unos metros”.

Situación en el centro de Los Teques

A través de un recorrido efectuado por el equipo de Avance en las distintas calles del centro de la ciudad saltaron a la vista varios brocales deteriorados.

El primero de ellos en la calle Ribas, cerca de la esquina del Tequejumbo en el que expenden productos de charcutería, donde se evidenció una boca de visita perteneciente a Hidrocapital que está destruida en medio de la acera.

Detrás de la plaza Guaicaipuro, frente a una peluquería se está viniendo hacia la parte interna de la caminería un muro defensa que está a orilla de calle; asimismo, en la entrada hacia el boulevard Vargas, por el lado de la Miquilén hay una tanquilla cuya tapa de concreto tiene expuestas las cabillas y deja un hueco de considerable tamaño en dos de sus cuatro lados.

Frente a la sede de los tribunales, también resulta complicado caminar para quienes andan en muletas, con bastón e incluso silla de ruedas, dada la inestabilidad del concreto que reviste al brocal.

“Las personas con visión limitada o impedida pasan trabajo para caminar por espacios tal malogrados como estos. Así como se asfaltan las carreteras, por el bien de los vehículos y conductores, hay que rehabilitar muchas aceras”, dijo a este medio de comunicación Miguel Bello, residente de la avenida Bermúdez.

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