En el marco de la celebración, está presentando una obra llamada ¿Divorciarme yo?
La carrera actoral de Carlos Cruz ha arribado a sus 35 años, un período en el que ha explotado su talento en las tablas, televisión y cine.
Su pasión por este arte comenzó cuando tocaba charrasca en el grupo Sonorigaita en 1980, y le tocó alquilarle las cornetas y los micrófonos de la banda a una señora que estaba haciendo un montaje con niños. “Estuvimos ensayando con ella como dos semanas y a mí la experiencia me atrapó. Hablé con la directora y le pregunté si ella algún día quería montar una obra de teatro con gente un poquito más grande. Creamos un grupo en San Antonio llamado Gulima e hicimos tres montajes”, sostuvo durante una entrevista exclusiva para el diario Avance.
Posteriormente, hizo una audición e ingresó a la Escuela Nacional de Artes César Rengifo, donde se graduó en la primera promoción. En ese lugar estudió cuatro años y se fue por la mención de Actuación, mientras paralelamente hacia castings.
Sus primeros trabajos fueron con VC Producciones, una empresa en la cual hizo dos casting y quedó, pero esa compañía quebró. “El director y el asesor dramático se fueron a Radio Caracas, entonces me dijeron que me iban a llamar del canal para hacerme una prueba. Me citaron a hacer un casting básico e ingresé a la telenovela Rubí Rebelde. Empecé a grabar un 11 de agosto de 1989. Allí comenzó mi carrera en televisión”.
Desde ese momento ha participado en 26 novelas, 5 películas, cortometrajes universitarios y un sinfín de obras de teatro, en las que ha sufrido un proceso de transformación.
“Ahora soy más paciente, el proceso es más interior que antes. Cuando uno comienza tiene muchas ganas de que te vean y que conozcan tu talento. Ahora no es que no me importa que me vean o no, pero me siento más tranquilo respecto a eso. Me importa más el proceso, lo que me deja humanamente hablando y en lo artístico”.
¿Divorciarme yo?
Ahora, en el marco de la celebración de su recorrido artístico, se encuentra presentando desde el 17 de marzo en el Celarg, un unipersonal de Orlando Urdaneta llamado ¿Divorciarme yo?, en el cual estuvo trabajando desde octubre.
La obra tiene una hora y media de duración, y la acogida del público ha sido excelente. “El día del estreno se quedó gente afuera, cosa que no pasaba desde hacía varios años, por lo que me han contado los empleados del Celarg”. Es importante mencionar esa sala tiene un aforo de 390 personas y “la gente salió muy contenta y complacida”.
El texto de Orlando Urdaneta data de 1997; es decir, ya tiene 20 años. En un principio fue interpretado por él, estuvo durante un año en la Casa del Artista para esa época, luego la representó Daniel Sarcos y ahora Carlos Cruz.
Cuando se le consultó al histrión si decidió hacer este monologo a raíz de su divorcio, aseguró que “un poco. Fue coincidencia, sincronicidad. Me parecía interesante tocar el tema de mi divorcio a través de la obra. Ha sido buenísimo porque hablo de la obra y mi divorcio de una vez y no hay más nada que decir”.
Con respecto a la relación que tiene con el personaje, confesó: “Estoy comenzando a vivir muchas de las cosas que Manuel, protagonista de la obra, habla en la pieza. Empezando a conocer y a compararlo con mi realidad. Estoy en ese proceso de analogía donde veo y comparo en qué nos parecemos. Uno de los temas álgidos del divorcio es el de los hijos porque la cotidianidad se pierde. Eso lo resiento, en eso sí me parezco mucho a Manuel, él lo dice: ‘Toda mi vida mis hijos han sido una foto que yo visito en un portarretrato, que poco a poco le voy agregando años para verlos crecer en mi recuerdo’. Eso es muy triste y duro, es lo que más me conmueve del divorcio”.
Próximas funciones
El 31 de marzo la estará presentando en el Hotel Hesperia de Valencia, el 7 de mayo en Maracaibo en el Teatro Bellas Artes, el 19 en Barquisimeto en el Teatro Juárez, y el 20 en Carora en Teatro Alirio Díaz. “Creo que el 13 de mayo estaré en el Club Porto Azul en el litoral. Me encantaría recorrer todo el país”.
Explica que su productor y él entienden la situación país, y buscan que los costos del evento sean asequibles para que el público y ellos puedan tener una relación de ganar-ganar. “Que una persona persona aparte de su presupuesto para comprar una entrada al teatro se agradece profundamente”.