Desde el primer minuto quedó claro que este no iba a ser un partido ni aburrido, ni tranquilo. Chile saltó al césped moscovita como un torbellino, como un animal salvaje recién liberado en plena naturaleza.
Y Ondoa, el joven portero del filial sevillista, se dio cuenta de que iba a tener mucho trabajo. Pasó los primeros quince minutos achicando balones, sacando una mano tras otra para frustración de Chile.
Camerún estaba jugando su fútbol. Presión, robo y contragolpe. Y así, sin más, demostró a Chile por qué está en la Confederaciones. Los ‘leones indomables’ pegaron un par de zarpazos a sus rivales y éstos se dieron cuenta de que el partido no iba a ser un paseo.
Camerún se lo creyó, y el partido se puso precioso, con ocasiones en ambas áreas, y un par de goles anulados como guinda antes del descanso.
El primero de la selección africana, por un derribo sobre Vidal dentro del área. Pero el segundo, el de Vargas, fue el que marcó el partido.
Recibió por segunda vez un balón entre líneas de Arturo Vidal, el hombre del partido, y si en la otra la mandó a las nubes, en esta ocasión tuvo temple y superó, por fin, a Ondoa.
Los chilenos lo celebraron, pero el árbitro pidió el VAR. Y éste dictaminó que estaba en fuera de juego a la hora de recibir el pase. El gozo chileno, en un pozo. Las protestas de Vidal de nada sirvieron, y así, malencarados unos y aliviados otros, nos fuimos al descanso.
Esa acción marcó a Chile, que volvió de los vestuarios descentrada. Camerún lo aprovechó y, por momentos, arrinconó a su rival en su campo. Pero el poco acierto privó a Chile de un infame castigo.
Pizzi llamó a la caballería. Alexis saltó a calentar y pocos minutos después ya estaba sobre el terreno de juego. Apuntaló el equipo metiendo dos pares de pulmones frescos al centro del campo, y Chile fue otra.
Las estrellas se buscaron, y Alexis le puso un centro medido a Vidal para que el ‘Rey Arturo’ inaugurase el marcador en Moscú, sin VAR esta vez.
Camerún acusó el golpe, trató de recomponerse y buscar el empate, pero lo que consiguió fue que Chile lanzase un contragolpe tras otro.
Pasaban los minutos, llegamos al descuento, y el VAR volvió a aparecer. Alexis recibió un balón casi en su campo, superó por velocidad a sus rivales, y dentro del área, en lugar de chutar, se puso a marear el balón. Dejó sentado hasta a Ondoa, pero falló a la hora de marcar.
El rechace lo cogió Vargas y la mandó al fondo de las redes. No había banderines en alto. Fue a celebrarlo, pero de repente, otra vez VAR.
En esta ocasión fue todo más caótico. Se pitó fuera de juego y se anuló, pero segundos más tarde se volvía a dar validez al tanto de un Vargas que lo celebró, de nuevo, con furia con sus compañeros de banquillo.
Al final, Camerún 0, Chile 2, VAR 2. Bienvenidos al fútbol del mañana, hoy.
Fuente: Be Soccer