Brasil baila una samba al compás de este falso dilema, que se celebrará el próximo domingo 28 de octubre.

Ciertamente el despeje ideológico va por el planteamiento socialista o capitalista, pero la lucha del marketing político, convoca señalando los monstruos amenazantes que extreman el miedo para descalificar al contendor.

Al balotaje de las elecciones se enfrentan el ultraderechista Jair Bolsonaro, y el izquierdista Fernando Haddad, sustituto del expresidente Lula.

En estas elecciones, tirios y troyanos, tienen puesta allí la mirada, por tratarse de la elección más polarizada en el continente americano, y porque el futuro político de la región, aquí se define.

Cuando Chávez irrumpió, en las propias narices de los EEUU, logró socializar medio continente.

La Casa Blanca, al advertir la amenazante telaraña construida, decidió trazar una raya limítrofe decretando un “hasta aquí”.

Manuel Zelaya en Honduras fue la primera víctima. El 28 de junio de 2009 fue depuesto, escarbando zonas grises en la ley, para disfrazar un golpe de Estado e imponer a Micheletti, presidente del Congreso de Honduras, quien asumió el cargo.

A posteriori, unas elecciones inmediatas sellaron la infamia. El comienzo de este paréntesis, continuó con la estrategia de revertir, vía electoral los países ubicados en el eje socialista.

Chile, Argentina y Paraguay cayeron por esa vía, pero Venezuela y Brasil se fortalecieron. A continuación la receta Zelaya no funcionó en Venezuela por cuanto la Asamblea Nacional, se convirtió en un nido de aspirantes a Miraflores.

Pero fue prescrita para  Dilma Rousseff en Brasil, el 31 de agosto de 2016, y suplantada por Michel Temer. Nueve años más tarde, el paréntesis amenaza cerrase, a la luz de los numeritos.

El 46,03% de los votos que obtuvo Bolsonaro en la primera vuelta, hace improbable que Haddad (29,28%) pueda voltear el resultado. Máxime cuando del 24,69% que no votó por ninguno de los dos (el voto a conquistar), no ha declarado su apoyo a Haddad.

La única y última encuesta realizada hasta ahora lo sitúa a 16 puntos por debajo de Bolsonaro (58% vs. 42%). A escasos seis días Un revés luce improbable.