Algunos compran de manera compulsiva y otros motivados “Me sentí feliz cuando compré mi toallín, llevaba cerca de 15 días buscándolo. Trabajo con pastelitos y me hace falta para utilizarlos como absorbentes de grasa. Me salió a Bs. 70, pero lo necesito”, señala una señora que no quiso dar su nombre.
Hoy los venezolanos experimentan cierta felicidad al comprar productos críticos. Al respecto, Silvana Dakduk, psicóloga y profesora del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), señala que “la prioridad es abastecerse, es el patrón de compra compulsivo en el consumidor. Este no sale de compra sino que vive de la cacería, inspecciona bolsas ajenas y está pendiente de las movidas en los puntos de venta”.
Añade que ante la escasez, la motivación es el primer proceso que se altera, ya que el cliente ha retornado de lo básico a lo primitivo. “No compran cosas por su utilidad sino por lo que significan”.
Otra señora señala que “tuve que adquirir una segunda nevera para guardar mis compras adicionales, así como acondicionar un área de mi casa para almacenar papel higiénico”.
Este fin de semana, en Superlíder ofrecieron leche condensada La Campiña a Bs. 41 y el limpiador Mistolín a Bs. 21, ambas marcas estaban desaparecida y son las favoritas para los consumidores.
En los mercados populares también se pudo observar la presencia de artículos de primera necesidad, pero con sobreprecio, como aceite Naturoil a Bs. 65, pasta a Bs. 35, azúcar a Bs. 14 y margarina Bs. 65./sa
Por: Erika Rojas/Foto: Karinés Sabino