“El miedo nos acompaña a diario”, señalan residentes de El Barbecho Viejo
MARIBEL SÁNCHEZ
“Tengo como demostrar, hasta con recortes de prensa que conservo, todas las veces que denunciamos el grave problema del terreno sobre el que están construidas nuestras viviendas. Hoy, lastimosamente es mi casa la que corre mayor riesgo, tras el derrumbe ocurrido este fin de semana, pero siempre supimos que esto pasaría, muchas veces lo advertimos y nadie hizo nada”.
Así lo aseguró Franklin Infante, vecino del conjunto residencial privado conocido como El Barbecho Viejo, quien con extrema preocupación veía cómo este sábado se desmoronaba el cerro que sirve de soporte a su casa de tres plantas y el de otras diez viviendas más.
“Las tuberías por donde se canalizaban las aguas residuales se fue barranco abajo y ahora esos fluidos corren libremente contribuyendo al deterioro del talud. Cuando me asomé al patio trasero de mi casa pude notar todo el tierrero que fue a parar en la vía que conduce hacia la Carretera Vieja, muy cerquita de Intevep”, destacó.
Grietas por doquier en paredes, columnas y pisos se dejan ver en la vivienda de Infante; todas ellas producto del movimiento del terreno ante la constante erosión que viene dada no solo de la rotura reciente de las tuberías, sino de otras que tienen mayor data y han estado haciendo mella poco a poco.
Deterioro progresivo
“Es necesario que una cuadrilla de la Alcaldía de Guaicaipuro o de la misma Gobernación de Miranda, explore esos terrenos para conocer la magnitud del deterioro que viene de adentro hacia afuera y que cada vez se hace más evidente. A la larga, eso va a resultar en el colapso de todas las viviendas que estamos ubicadas en la parte de atrás de la urbanización”.
El panorama que se vislumbra desde la carretera y también desde el patio posterior de la vivienda genera zozobra entre propios y extraños, pues temen que tras el deterioro progresivo del talud ante las intensas lluvias, los inmuebles queden cada vez más expuestas y comiencen a ceder.
“He tenido que remendar como he podido los espacios que se han visto afectados, así como las tuberías de mi casa, a las cuales me toca hacerle trampitas para extenderles su vida útil ante la falta de respuestas de las autoridades. El miedo nos acompaña a diario, nuestro riesgo es cada vez mayor”.
Problema antiquísimo
Por otra parte, informó que a unos treinta metros de la ferretería ubicada en la entrada del sector, hay un bote de aguas negras que tiene varios años y que se filtra directamente hacia la carretera.
Han ocurrido a lo largo de estos años pequeños derrumbes, los cuales dan claras muestras de lo sentido que está el terreno en la parte interna. Ahorita el mayor riesgo recae sobre mi casa, pero de seguir esto así se verán en alto peligro los otros inmuebles. Este problema se viene arrastrando desde hace casi setenta años”. Fotos: Yuliettsha Molina
