Doña Gloria cuenta la historia de la noche que rugió el río San Pedro
RONALD PEÑARANDA
“Lo que vivimos el día que se desbordó el río San Pedro, fue una pesadilla. En cuestión de segundos vimos como se caían dos neveras, una lavadora, todos esos aparatos quedaron flotando. A mi bisnieto de cuatro años lo encaramamos en una mesa”.
El relato es de Gloria Duque, una mujer de 75 años, quien sacó fuerzas para no dejarse arrastar por la corriente. Su vivienda, ubicada en el sector Mal Paso, justo al lado del puentecito del Mercado Municipal, sufrió pérdida total y a tres días de la tragedia todo está regado en el piso.
Ella cuenta que ese fatídico día, 11 de agosto, pasadas las 6 de la tarde empezó a llover y al pasar los minutos llovía con más fuerza. Las alcantarillas colapsaron, entonces las aguas que venían del INOF y de El Paso lograron inundar la entrada de su casa.
Estaba sacando el agua del porche y de manera simultánea hacía maniobras para evitar que entrara a la sala, cuando de repente se le vino el río encima, la estremeció.
“Me agarré de la reja de la puerta principal, tanto a mi como a mi nieta a su hijo y al resto de los que viven aquí el agua nos llegó hasta el cuello”.
“Sentíamos que nos estábamos ahogando. En la parte de arriba otro de mis nietos se asomó para ver lo que pasaba y al vernos a nosotros, llamó a unos muchachos que trabajaban en el Mercado, se lanzaron y nadaban como si esto fuera una piscina. Apareció de otro mis hijos y a todos nos sacaron en los hombros”.
Separados de manera momentánea
En ese lugar hay seis casas, en las cuales habitan 27 personas que pertenecen a una misma familia. Todos quedaron daminificados. “Hace nueve años se desbordó pero el agua nos llegó hasta las rodillas, pero esta vez fue demasiada agua”, señala doña Gloria, quien mientras conversaba con el Diario Avance cargaba en su mano derecha una caja metálica, donde dice que tiene unas prendas de oro, plata y fantasía antigua, una de las poquísimas cosas que pudo salvar y que de ahora en adelante guardará como un tesoro.
“Quedamos con lo que teníamos puesto encima, perdimos la ropa y hasta los zapatos, todo eso se recupera, lo importante es que estamos vivos”, apunta con optimismo.
Estos días han sido díficiles para la familia Duque que por muchos años ha permanecido unida en un mismo sitio. Por las circunstancias se vieron obligados a separarse y esperan que sea de manera momentántea. Pernoctan donde parientes y amigos en El Paso, El Solar de la Quinta, pero en el día regresan a las casas de las que se niegan a desprenderse.
Este sábado a eso de las 11:00 am mientras llovía, los hombres de los Duque estaban en plena faena. Retiraban lodo, escombros, pedazos de madera, desechos, intentando poner habitables sus inmuebles, sin embargo la labor parece ser titánica.
La solución que le ofrecen las autoridades a estos afectados es ir a un refugio, pero ninguno de ellos la ve nada viable.
En la propiedad de los Duque se quedó atascado un vehículo rojo que fue arrastrado por la furia del río. La imagen del carro corrió como pólvora por las redes sociales la noche del miércoles 11-A cuando rugió el San Pedro.