Al contenedor de Aquiles Nazoa no le cabe ni una bolsa más, pues según los lugareños, el camión recolector los visita cada ocho días.

La situación se presta para que algunos ciudadanos saquen restos de alimentos del vertedero y los animales rieguen los desechos que se caen. Además, hay proliferación de moscas y malos olores.

Advirtieron que no se trata de la única coyuntura con la que deben batallar, dado que el suministro de agua también es defectuoso. “La ponen una vez a la semana, aunque hay sectores que sufren más. Algunos tienen hasta un mes sin agua. A veces deben pagar cisternas o pedirle a los vecinos”, manifestó Carmen Arteaga.

Piden que las unidades compactadoras pasen por lo menos dos veces por semana, con la intención de evitar la acumulación de desperdicios y combatir los efectos secundarios que puede acarrear en la salud de los lugareños la contaminación./YP/ac/Foto: Víctor Useche/