La producción teatral de Gilberto Pinto está impregnada y cargada de profunda y mordaz crítica social, política e histórica.
Logró representar o ver en escena sus piezas, como El rincón del diablo, El hombre de la rata, La noche moribunda, Los fantasmas de Tulemón, El confidente, Pacífico 45, La guerrita de Rosendo, La muchacha del blue jeans, Gambito de dama,Lucrecia, La visita de los generales y El peligroso encanto de la ociosidad, entre otras. Seguirá vivo siempre que lo recordemos y además veamos en escena sus piezas y sus criollos personajes.
Una agrupación de jóvenes comediantes mantiene en temporada El hombre de la rata, por ahora en el Teatro San Martin de Caracas; texto que el mismo actuó y mostró, el 11 de septiembre de 1963, en la UCV, dirigido por Pedro Marthan.
Este montaje contemporáneo de El hombre de la rata, es una depurada creación de la agrupación Las Tres Gracias, estrenada el 12 de abril del 2014, bajo la precisa dirección de Sheila Colmenares y con la ejemplar actuación de Angel Pelay, durante el Festival de Teatro de Caracas,
Hay que precisar que El hombre de la rata es uno de los primeros textos de Pinto y está cargado de una serie de denuncias sobre la sociedad que le correspondió vivir de esa época y es un aviso sobre las alienaciones sociales que se fueron formando y prosiguen en la Venezuela del siglo XXI. Es un texto vigente y basta verlo para sentirlo y verlo en las expresiones del público, porque el espectáculo se realiza con su participación. Nadie puede dejar de reír o de compadecerse ante las peripecias de aquel Ismael Peraza, una especie de filósofo que deambula por las calles y las plazas públicas preguntando donde puede orinar, porque esa es una de las tantas angustias que lo aquejan y lo alteran, porque él sueña con mundo mejor para lo cual hay que trabajar y superar siempre los obstáculos.
Así, Gilberto Pinto -y su Ismael Peraza- ha regresado para hacer reflexionar a los venezolanos ante las angustias humanas de un personaje que resulta inmortal porque es precisamente teatral.
Fuente: El Universal