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En La Esperanza desafían el río ante la falta de puente

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Por:

Maribel Sánchez

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Hace tres años la estructura se desplomó

El 11 de agosto de 2021, cerca de las 11:00 pm, un fuerte aguacero fue el responsable de la crecida del río en la carretera vieja Caracas-Los Teques a la altura del sector La Esperanza y se llevó consigo un puente que comunicaba a seis familias con la vía principal.

Después de eso, algunos vecinos debieron abandonar sus viviendas ante el riesgo de tener que cruzar el río, porque prácticamente sentían que estaban incomunicados. Sin embargo, eventualmente se dan una vuelta por la zona para “echarle el ojito” a sus casas.

Solo cuatro familias hacen vida al otro lado  y deben ingeniárselas para poder pasar. A veces, se colocan botas plásticas tipo jardinero para cruzarlo y una vez del otro lado se cambian por el calzado habitual que usan para salir hacia Caracas o Los Teques.

Mientras que en otras oportunidades tienen que caminar un aproximado de 150 metros, por la orilla  para llegar hasta el puente que está en El Chorrito.

Félix Rojas, miembro de uno de grupos familiares en cuestión, explicó a Avance: “Atravesamos sin agarrarnos de nada, es bastante hondo y se nos mete el agua por encima de las botas, solo está bajito en las mañanas”.

En verano arman puentes de bambú, aprovechando que el río no crece, pero quieren construir uno de mayor soporte para lo que necesita 12 tubo de 2×2, ángulos para las barandas, arena cemento, cabillas y piedra picada; además de material adicional para levantar un muro que permita proteger las columnas.

“Yo mismo puedo hacerlo, el puente. Hay columnas en pie que solo se deben enderezar y reforzar, pero la caminería requiere de buen material. Hemos acudido a varios entes, sin obtener respuesta. Es un proceso bien incómodo cuando nos toca pasar las bombonas del gas o las bolsas de CLAP. Todo esto se lo debemos al mal embaulamiento del río”, dijo.

Producto de la caída de la estructura, se destrozó por completo la tubería de agua potable que surtía del vital líquido a estas seis familias. Ahora, solo la reciben a través de una manguera que conectaron a la toma principal y que atraviesa en forma aérea el canal.

Lo que viven de este lado

Para quienes habitan a orilla de la vía el escenario tampoco es muy alentador. Sus viviendas enfrentan el constante socavamiento del terreno, exponiendo las columnas que sirven de soporte a los inmuebles.

Esperanza Montilla, lugareña, explicó que su nuera vivía en la parte baja de la casa y decidió mudarse ante el miedo que sentía cada vez que subía el nivel del río.

“Por suerte, mi casa tiene muy buenas fundaciones, gracias a eso no se ven grietas en paredes ni pisos. Pero no estamos exentos a las arremetidas del agua que busca su cauce, me dijeron que levantara un muro para desviarla. No lo creo tan efectivo porque igual el terreno socava cada vez más.

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