Más de 20 familias tienen 13 años esperando por reubicación, desde que iniciaron las obras de Metro Los Teques. A pesar de un sinfín de promesas, aún viven en condiciones inestables y sin respuestas del Ministerio de Vivienda y Hábitat
Más de 20 familias que aún habitan en el sector La Esperanza de la carretera vieja Caracas-Los Teques esperan ser reubicadas, luego que hace más de 13 años Metro Los Teques ocasionó el desalojo de las zonas A y B, con la promesa de indemnizar a los vecinos. A pesar de que muchos fueron reubicados, otros no corrieron con la misma suerte. Yosayn Machado, quien reside en el sector B, explica que mantienen una batalla con el Ministerio de Vivienda y Hábitat, organismo que se hace cargo de la problemática, para que las familias restantes sean tomadas en cuenta, mas no han recibido respuestas.
Denuncia que el consejo comunal anterior, encargado de gestionar las reubicaciones, solo sacó a sus amigos y conocidos, mientras que el resto quedó a la deriva. “Creamos un nuevo consejo y estamos trabajando arduamente”. Mientras tanto, el panorama es de un barrio en ruinas, con al menos unos 10 inmuebles en los cuales habitan entre 20 y 25 familias.
“El Metro nos abandonó”
Joel Guevara, habitante del sector B, cuya casa está agrietada, sostiene que Metro Los Teques se lavó las manos. “Debían indemnizarnos, pero lo que hicieron fue venir a destruir nuestras casas y se fueron y nos dejaron aquí viviendo en zozobra”. De similar forma se expresa Machado: “La gente del subterráneo se salió del paquete, el problema pasó al Ministerio de Vivienda, cuando lo correcto era que el Metro nos respondiera” . Hay casos de residentes que no quieren ser desalojados, en vista de que los apartamentos donde los reubican tienen que pagarlos. “Un señor tiene en su casa una lavandería, él dice que no se irá a vivir a un apartamento que está un lugar que no le gusta, y mucho menos va a pagar nada”.
Una bomba de tiempo
A través de estudios de suelo, autoridades diagnosticaron que la zona no está apta de para ser habitada. Debido a las explosiones, muchas casas se fueron abajo y varias familias fueron trasladadas a refugios, mientras que otras optaron por no abandonar sus casas, y hoy día están llenos de indignación y terror de que se desplomen las estructura. “¿Por qué construiste ahí?, ¿por qué compraste ahí?, la culpa es de ustedes’. Ese el tipo de respuestas que nos dan. La idea es que solventen porque bien o mal nosotros hicimos una inversión y deben pagarnos nuestra bienhechuría. Esto es una bomba de tiempo”, sostiene Guevara./YM/ac/Foto: Karinés Sabino