Seis familias de El Trabuco afirman que llevan 19 años damnificados
MARIBEL SÁNCHEZ
“Estamos damnificados desde hace diecinueve años, para acá ha venido todo el mundo queriendo conocer el estado en el que vivimos, pero nadie nos ayuda. Sabemos que no van a construir un muro de contención de lado y lado, estamos claros que prácticamente nos encontramos en el pico de una loma. Nosotros estamos dispuestos a ser reubicados en Altos Mirandinos, porque agarrar hacia otra zona del estado es bastante complicado”.
Así lo dijo a Avance Milagros Villegas, habitante de la parte alta de El Trabuco, donde ella junto a otras cinco familias corren el riesgo inminente que sus casas se vengan abajo ante los frecuentes deslizamientos que registra el terreno sobre el que están construidas.
Ante cada aguacero, ven como el talud cae en pedazos hacia la vía principal de la comunidad, por lo que temen que lo próximo en ceder sean sus viviendas. Protección Civil ha emitido los respectivos informes de riesgo, sugiriendo el desalojo de los inmuebles; sin embargo, sus ocupantes aseguran no tener a donde ir, ni cómo hacerlo.
“Nuestra principal angustia son los niños, estamos al borde de un precipicio. Seguimos aquí porque no tenemos recursos para mudarnos, todas acá somos madres solteras y lo que medio ganamos es para comer a diario. Nos apoyamos entre nosotras mismas, apenas empieza a llover estamos pendientes de la casa de cada una”.
Peligro de lado y lado
Todas las casas presentan serios quiebres en columnas, paredes y pisos. A cada lado, tienen como patio delantero y posterior un barranco que cede ante la erosión de la tierra.
Sus ocupantes afirman que cuando sus padres levantaron esas casas, hace 50 años, el terreno era estable y que el paso de los años ha generado que el cerro se venga a menos.
Jazmín Bernal, afectada, expresó: “Todo el mundo nos señala porque nos quejamos de nuestra situación, lo hacemos porque somos quienes la padecemos, estar aquí no es fácil. Solo esperamos el apoyo de quien nos pueda ayudar en alguna forma para irnos a otro lugar, pero que sea en Los Teques por la condición de salud de mi papá que tiene 68 años, y por la escuela de los niños”.
Accesos con mucho riesgo
La caminería que da acceso hacia las seis viviendas se vino abajo tras caerle encima un árbol, por lo que quienes viven en la parte alta y quieren acceder a la vía principal deben valerse de una escalera de hierro que improvisaron los propios vecinos. Por el otro extremo, pueden acceder a través de un camino de tierra, donde colocaron unos cauchos que hacen las veces de peldaños.
Ambos caminos representan un riesgo para niños y adultos, dado que el primero puede correrse ocasionando la caída de cualquier incauto; en tanto que el segundo se vuelve un pantano resbaladizo siempre que llueve./rp