Alí Poveda, directivo de Atraem, aseguró que las ventas de los trabajadores por cuenta propia han caído más de 60% desde 2013
Las peluquerías ya no son lo que eran antes. Gregorio Hernández, coordinador de Estética y Belleza de la Asociación de Trabajadores Emprendedores y Microempresarios, indicó que hasta el año pasado no había ningún trabajador ocioso en los salones de belleza. Ahora muchos peluqueros permanecen sentados porque la gente solo entra a preguntar los precios. “Estamos en crisis por la merma de clientes y la fuga de profesionales”, afirmó.
Los incrementos de los precios de los productos han reducido fuertemente la demanda. Una cera para peinado aumentó en 2 meses de 700.000 a 3,5 millones de bolívares, y un decolorante de 3.000 a 21 millones de bolívares en 3 meses, informó.
En su peluquería, en el oeste de Caracas, el año pasado atendían más de 30 clientes en un día, ahora entre 4 y 6. Y la inseguridad, la escasez de alimentos y la pérdida de la capacidad de compra han empujado a los profesionales fuera de las fronteras, refirió.
“Tres cortes de cabello no alcanzan ni para un kilo de carne. Algunos pasan todo el día sin comer porque no tienen dinero para comprar en la calle ni suficiente comida en sus casas”, afirmó. Solo de los que Hernández conoce, más de 180 peluqueros y barberos han emigrado desde febrero.
Alí Poveda, directivo de Atraem, sostiene que el concepto de trabajo desapareció en el país. “En Venezuela se trabaja para comer. Eso es lo que tipifica a la esclavitud: trabajar para comer. Los ingresos no tienen capacidad para cubrir la salud, la higiene y mucho menos la recreación”.
La inseguridad también perjudica a los pequeños comerciantes, que solo pueden trabajar en unas horas determinadas en la calle. La falta de transporte es un problema en vista de que afecta mucho la movilidad de los trabajadores, añadió.
La mancomunidad de activos de la familia es una consecuencia de la crisis. “Cada quien hace actividades de acuerdo con sus habilidades para complementar los ingresos del hogar, lo que ha generado una desatención en la educación de los niños”.
Advirtió que el impacto es mayor para el venezolano que trabaja por cuenta propia, quien no contempla ninguna ventaja en formalizarse por los costos que implicaría mantener un negocio. Agregó que tampoco agregaría algún beneficio porque el acceso a créditos en Venezuela está casi imposibilitado.
Poveda aseguró que las ventas de los trabajadores por cuenta propia han caído más de 60% en los últimos 5 años. “Se ha agravado por la falta de efectivo, que incide negativamente en la compra de los productos que venden esos trabajadores por cuenta propia. Su principal actividad es la comercialización de bienes y después la prestación de servicios como electricidad, albañilería y plomería”.
El plomero y el repostero no son solicitados como antes. Las costureras, que anteriormente elaboraban prendas nuevas, ahora solo se dedican a reparar.
Recordó que la Recomendación 204 de la Organización Internacional del Trabajo establece que los gobiernos deben crear políticas que favorezcan el desarrollo cualitativo de la actividad económica por cuenta propia, que ha crecido mucho en el mundo por los avances tecnológicos. “Pero en Venezuela ha sido por la carencia e insuficiencia y el gobierno no le ha prestado ninguna atención, tiene castigado al sector. Sobrevivir a la crisis es una de nuestras consignas. Que los emprendimientos sobrevivan”, expresó.
Los microempresarios han tenido que innovarse, dijo Poveda. Hernández aseguró que muchos salones de belleza están dictando cursos de peluquería, barbería y maquillaje.
Fuente: http://www.el-nacional.com/Foto cortesía