Una nueva película sobre boxeo se estrena en los cines argentinos. “Manos de piedra”, protagonizada por Edgar Ramírez y Robert De Niro. Recrea la vida de Roberto Durán, el mítico boxeador panameño que brilló en los ochenta, fue campeón mundial en cuatro categorías diferentes y es considerado como el mejor peso ligero de la historia por la revista The Ring.
Sugar, como lo llamaban en honor a Ray Robinson, venía de conseguir la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976 y tres años después ya era campeón mundial. Aquel combate en Canadá, con el título en juego, chocaba estilos: el de las manos de piedra contra el de las piernas veloces.
La rivalidad entre Durán y Leonard fue una de las más apasionantes de la historia del boxeo. El panameño logró la hazaña el 20 de junio de 1980 y le arrebató el cinturón de los welter (y el invicto) a la figura estadounidense, por decisión unánime (ganó por un punto en una tarjeta y por dos en la restante) en 15 rounds intensos.
Tuvieron dos batallas más. Pocos meses después, en Nueva Orleans, el trámite fue diferente a la primera: Sugar ridiculizó al Cholo arriba del ring con su velocidad, hasta que se rindió en el octavo round. “No más”, fue la frase soltó el latinoamericano en plena pelea y que marcó para siempre la relación entre ambos púgiles. La tercera llegó nueve años después, cuando ambos ya eran veteranos, y el estadounidense se impuso por decisión unánime para defender su título mundial supermediano.
Roberto Durán cerró su carrera con un récord de 103 victorias (70 por nocaut) y 16 derrotas. El Cholo fue, junto a Carlos Monzón y el mexicano Julio César Chávez, uno de los mejores boxeadores latinoamericanos de todos los tiempos. “Manos de piedra” quedará para siempre en la memoria de los fanáticos del boxeo por su estilo agresivo, su reinado en la categoría ligero y por haber brillado en una época donde los mejores peleaban entre ellos, sin importar la diferencia de peso entre categorías.