“Sobrevolamos 4.000 kilómetros en las regiones más intactas de la Gran Barrera y solo vimos cuatro arrecifes que no presentaban decoloración del coral”, indicó Terry Hughes, experto en arrecifes coralinos de la Universidad James Cook de Townsville (noreste), Estado de Queensland.
“Ha sido la expedición más triste de mi vida”, reconoció Hughes, director del Cuerpo Especial Nacional sobre el Blanqueamiento de Coral. Tras sobrevolar 520 arrecifes en avión o helicóptero entre Cairns (noreste de Australia) y el estrecho de Torres, que separa Australia de la isla de Nueva Guinea, los científicos hablaron de un espectáculo abrumador. “Esto va a cambiar para siempre la Gran Barrera de Coral”, declaró Hughes a la Australian Broadcasting Corporation.
El blanqueo de los corales es un fenómeno de marchitamiento que conlleva una decoloración. Está causado por la subida de la temperatura del agua, que provoca la expulsión de las algas simbióticas que proporcionan al coral su color y sus nutrientes.
El motivo de esta gran decoloración sería el fenómeno climatológico “El Niño”, que aparece cada par de años y sube la temperatura del agua en el océano Pacífico. Los arrecifes pueden recuperarse si el agua se enfría, pero también pueden morir si persiste el fenómeno. “Observamos niveles enormes de blanqueo en la porción de un millar de kilómetros en la parte norte de la Gran Barrera”, indicó Hughes.
Hace unos diez días, el Gobierno australiano había calificado de “grave” el fenómeno actual en el norte de la Gran Barrera y consideró que la parte sur estaba relativamente a salvo.
En un comunicado, Hughes reconoció que el sur de la Gran Barrera fue preservado por un tiempo nublado que permitió evitar la subida de la temperatura. Pero también recalcó que ningún arrecife del extremo norte de la Gran Barrera se había librado.
“El blanqueo es más grave que en 2002 o 1998”, añadió. La Gran Barrera, inscrita en el patrimonio de la Humanidad desde 1981, está amenazada por el calentamiento climático, las escorrentías agrícolas, el desarrollo económico y la proliferación de acantásteres, estrellas de mar que destruyen los corales.
El mayor arrecife coral del mundo, que abarca 2.300 km, estuvo a punto de figurar en la lista de la Unesco de lugares en peligro. Canberra, por su parte, propugna un plan de preservación a 35 años. Organizaciones de protección de la naturaleza vieron el fenómeno actual como una de las consecuencias directas del calentamiento climático.
“Cuando miras estas fotos blancas austeras (de corales blanqueados), tienes delante tuyo el rostro del calentamiento climático”, declaró Nick Heath, portavoz del fondo mundial para la naturaleza (WWF) en Australia.
Fuente: Agencias