El 25 de agosto del 2012, los poblados cercanos al Complejo Refinador de Paraguaná (estado Falcón) amanecieron con el mayor susto y tragedia que se ha registrado en la zona, puesto que la instalación petrolera más grande de Venezuela sufrió un incendio que dejó a 55 personas muertas y 156 heridos.

El incendio se originó por el estallido de una nube de gas propano que se encontraba en los alrededores del bloque 23 de almacenamiento del CRP Amuay, que mantenía una fuga. A las 12:35 a.m. fue emitido el primer llamado de alerta a las autoridades locales, quienes acordonaron la zona y bloquearon el tránsito en las principales avenidas de Paraguaná. Sin embargo, a la 1:07 a.m. se produjo la explosión.

Las ondas expansivas generadas por el estallido afectaron algunos edificios y viviendas de la ciudad, así como desataron el pánico en los habitantes, quienes voluntariamente evacuaron sus casas durante la madrugada.

La magnitud de la explosión fue tal que nueve tanques del bloque 23 fueron totalmente destruidos y su combustible hizo que el incendio se extendiera hasta el 28 de agosto, aunque la tarde del 4 de septiembre uno de los tanques volvió a encenderse en llamas, lo cual fue controlado por los bomberos rápidamente.

Tras el hecho, el Ministerio Público inició una investigación inmediata, designando un equipo de expertos de la Unidad de Criminalística de dicho ministerio. Asimismo, el fiscal nacional Jimi Goite fue el encargado de coordinar las investigaciones y ordenó realizar las diligencias orientadas a determinar las causas del hecho. Por su lado, el para entonces ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, acotó que tras el accidente se hizo una parada programada de actividades y que en dos días reiniciarían las labores en la planta. El fallecido presidente, Hugo Chávez, decretó tres días de duelo por los fallecidos en el incendio y días más tarde del hecho, visitó las instalaciones administrativas de Amuay.

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