Fueron necesarios siete años de terapiaGregory Carreño, director de orquesta, pasaba un tranquilo fin de de semana en Trujillo, y como su esposa de aquella época y sus hijos estaban en Caracas, decidió ir a almorzar con sus suegros, dos señores que siempre consideró como sus padres.
Después de una plácida comida, cuando tomó el rumbo hacía su hogar, un carro golpeó el suyo por detrás. La fuerza del impacto hizo que el auto diera varias vueltas y destruyera parte de su cuerpo, y con ello parte de su vida.
El maestro recuerda que en medio de la emergencia, cuando los socorristas intentaban sacarlo del automóvil, él les decía con desesperación que por favor tuvieran cuidado con su cuello. Producto del accidente quedó totalmente inmóvil, solo podía mover la cabeza y tener conciencia de lo que pasaba a su alrededor.
Duró 11 días en terapia intensiva, en un estado que no se atrevió a calificar como “coma” y mucho menos de sueño, pues afirma que podía escuchar absolutamente todo lo que pasaba a su alrededor, incluso los tenebrosos sonidos de las máquinas que están conectadas a los pacientes.
Transcurrida la etapa de gravedad, los médicos le aconsejaron que se fuera a su casa porque ahí se iba a recuperar mejor; no obstante, Gregory tenía miedo del futuro, de empeorar, de que algo no saliera bien. Tenía la fuerte creencia de que si sufría alguna recaída, en el centro de salud podrían mitigar cualquier eventualidad.
Después de mucha insistencia por parte de los especialistas, se fue a su hogar con sus hijos y su esposa, quienes, según él, fueron piezas fundamentales en su recuperación. Recuerda que recién llegado, estuvo en una cama clínica en la que veía la vida pasando ante sus ojos.
Asegura que esa dura experiencia lo ayudó a entender que debía pararse de la cama por sus hijos. Estaba acostumbrado a ser un atleta, a jugar, a correr y saltar con esos dos seres que eran el motor de su existencia.
Una recuperación titánica
Su fe comenzó a hacerse más fuerte cada día, esa conexión que había tenido desde pequeño con Dios floreció como una hermosa primavera, y la esperanza comenzó a materializarse en una lucha constante por pararse.
Su suegro sostuvo en varias oportunidades que él se recuperaría porque tenía la disciplina y la constancia que había heredado de sus años como profesional de la música.
Carreño dice que uno de sus médicos le regaló un libro que explicaba cómo se movían las diferentes partes del cuerpo, y con ese obsequio comenzó a estudiar diariamente para salir adelante.
Su movilidad fue producto de siete años continuos de terapia de lunes a sábado, en los que cada día dedicaba nueve horas a la rehabilitación.
Las primeras jornadas fueron difíciles; luego, con el apoyo de Dios, su familia y los médicos que lo trataron, fue logrando algunos progresos que comenzaron con la capacidad de mover un pulgar y hoy se materializan en la movilidad del tronco, los brazos y las manos.
Puede caminar a pasos cortos y contenidos, apoyado de dos muletas, que en el día a día son sus amigas inseparables. Recomienda a los que afrontan una situación como la de él creer en las terapias y no rendirse.
Regresar con su amiga, amante y compañera: La Música, lo movió a hacer esfuerzos incalculables por dar la talla y dirigir una orquesta que el maestro José Antonio Abreu le confió, cuando solo podía mover una mano.
Para este director no existe la palabra no; solo hay muchos sí con dificultades, piensa que este incidente no truncó su vida, sino que le dio muchas enseñanzas.
Un ángel que no lo abandonó nunca
Cuando intentaban socorrerlo, minutos después del accidente, una niña morena como de 9 años se le acercó y comenzó a decirle que todo iba a estar bien, que no se preocupara. Esta dulce pequeña se montó con él en la ambulancia que los trasladó al centro de salud y lo acompañó hasta que divisó de lejos a su esposa.
Nunca supo qué se hizo la niña; sin embargo, cree que era una pequeña que tiempo atrás había muerto tras ser atropellada. Confiesa que le reza siempre que pasa por el lugar donde ocurrió ese lamentable acontecimiento; de hecho, manifiesta que los ángeles existen.
Destaca que la luz al final del túnel sí es real, porque llegó a verla mientras estaba en terapia intensiva. No añora nada de su vida antes del accidente, porque aunque le cuesta hacer algunos movimientos, al final busca la manera de lograr lo que necesita.
También llama a los constructores a reflexionar sobre la necesidad que tienen algunas personas de que las tomen en cuenta a la hora de diseñar edificios. “Tú no sabes la dificultad que representa para uno subir un escalón”.
Hay una mano amiga
La Odisac es una oficina creada por la Alcaldía de Carrizal que se ocupa, mediante previas evaluaciones, de otorgar ubicaciones en puestos de trabajo y plan Quédate en la Escuela a personas con necesidades especiales. Una de sus integrantes, Marilyn Coromoto Morales, afirmó que en siete años han beneficiado a 930 ciudadanos, y atienden de 7:00 am a 4:00 pm.
Para conmemorar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, hoy se llevará a cabo una actividad denominada Por un Mundo sin Fronteras, que consiste en una campaña de sensibilización por toda Montañalta./ac
Por: SKARLET NIETO/rrdiarioavancesalud@gmail.com/Foto: Edgar Jiménez