15/07/15 .- Las ocupaciones de zonas montañosa de forma deliberada por grupos de personas en diversos sectores de Los Teques han dañado el ecosistema y se han puesto en peligro a ellos mismos.
La necesidad de buscar un techo bajo el cual vivir debido a que las familias crecen cada vez más produce nuevos núcleos familiares, los cuales deben hacer vida de manera independiente. Esto ocasiona que esos grupos se sitúen en zonas de poco estabilidad demográfica y debido a la condición montañosa de esta parte de estado, las nuevas viviendas apuntan cada vez más a ser construidas en precipicios con suelos de dudoso soporte para edificar nuevas casas; esto causa que muchas de ellas sean de bajos recursos y estén a merced de la naturaleza.
Además de esto, algunas de las personas, -ya sea por inconciencia, por necesidad extrema o por falta de respuesta de las autoridades-, usan varios recursos naturales para sobrevivir y en ocasiones, para lograr establecerse en el sitio, dañan el ecosistema para tener mayores comodidades y poder tener una vivienda en la cual echar raíces. Pero al momento de instalar los sistemas de distribución de agua, luz, desagües, aguas blancas y vialidad, no contemplan ciertos factores de riesgo que a futuro aparecen para relucir.
Vivir arrimados
El pasado viernes, a las 10:00 pm, ocurrió la última de ellas cuando un grupo de 120 familias provenientes de sectores como Tejerías, Chacaito, Charallave, San Pedro y Barlovento se dirigieron a las inmediaciones de la Hacienda Shangrilá, en el sector Las Guamas de la carretera de San Pedro en busca de un lugar dónde construir sus viviendas pues, según el vocero, “no queremos plan de vivienda, nosotros solo queremos que la Alcaldía nos de los terrenos y los pagamos en cuotas”, acotó.
En el sector se dividieron terrenos de diez por diez metros con pabilo y en ellos se situaron los miembros de cada núcleo familiar para resguardar su lugar a orillas de la carretera de tierra.
Esta fue la cuarta vez que se invade este sector, pues las tres primeras veces fueron desalojados por funcionarios de organismo de seguridad. Los efectivos de la policía municipal se acercaron a la zona para dialogar con los invasores luego de recibir denuncias por parte de los agricultores de la zona.
Ante esto, los miembros del convite puntualizaron que no quieren vivir más en malas condiciones y quieren construir su vivienda propia pero hasta ahora no se han apropiado de los terrenos.
Afectadas por las precipitaciones
El Encanto, comunidad que se encuentra ubicada en la vía principal hacia Lugunetica, es zona de alto riesgo y tiene una zona de invasión, pues allí algunos de los habitantes no poseen casas de precaria infraestructura y cuando llueve en la zona desmejora la calidad de vida de los lugareños. Así lo afirmó Elena Oropeza, vecina del sector, pues la zona se vuelve un pantano por las grandes cantidades de tierra a causa de la falta de asaltado en algunas carreteras del lugar. Además, “muchos barrancos se han caído en la parte que está hacia calle abajo y eso afecta a los vecinos”, destacó.
Por otra parte, Arsenis Martínez, residente de la comunidad, comentó que la casa de su padre, ubicada en plena montaña, se ha perjudicado con las lluvias, pues está hecha de madera y se abomban las paredes cuando caen grandes cantidades de agua en la zona, por lo que esperan comprar materiales para construir un muro que les ayude a prevenir esa situación.
En general, toda la zona está en peligro debido a que en su gran mayoría, las casas están construidas de manera improvisada, con materiales inadecuados y sobre una zona montañosa que es propensa a derrumbes y taludes a distintas alturas del cerro; a pesar esto, otras casas si están bien consolidadas.
Deforestación aplicada
Vecinos del sector El Tigrito, en Lagunetica, aseguraron que ya van más de 100 árboles talados en la zona de la invasión a consecuencia de la ampliación de terrenos para la construcción de viviendas, lo cual representa un crimen penalizado y que hasta los momentos no ha contado con la inspección de las autoridades ni del Ministerio del Ambiente.
La zona conecta con el mencionado sector El Encanto y hasta la fecha alberga a más de 72 familias, las cuales carecen de buena distribución de los servicios básicos, pues principalmente tienen reiterados problemas con el agua en la comunidad. A esto se le suman problemas de sanidad debido a las improvisadas condiciones de vida a las que están sujetos por las circunstancias.
Zonas que están en riesgo
Muchas otras zonas se han gestado por el miso principio: la invasión, la diferencia es la organización por parte de la gente en cuanto a la calidad de sus construcciones y al reforzamiento de aspectos de terrenos y redes hidrológicas en los sectores en riesgo, pues comunidades como Aquiles Nazoa, fueron fundadas por grupos de personas que tomaron la zona y edificaron sus viviendas.
Estos sectores, se pueden ya calificar como localidades establecidas y beneficiadas con servicios como luz, agua, gas, trasporte y asfaltado de vialidad. Pero aún así, muchas siguen en riesgo de accidentes naturales como es el caso de San Pedro, que por mala gestión de algunos desechos e inconciencia de sus habitantes, provocan el corte en el flujo del río
Víctor Lira, Director de Protección Civil, opinó que los sectores con situación de riesgo deben estar organizadas en cuanto a la disposición de los desechos, buen estado de las tuberías de aguas blancas y cañerías y buen mantenimiento forestal.
Algunas de estas zonas en Los Teques son: La Fosforera, Aquiles Nazoa, La Esperanza A y B, El Nacional, Variantes de Guayas, Guaremal, Las Cadenas, Mataruca, Bertorelli Cisneros, El Cristo, Matica Arriba, Camatagua y La Pradera. Lo más sano para estas localidades es seguir la instrucciones dadas por Lira para evitar males mayores.
Por otra parte, es necesario que el gobierno estadal y regional manejen desde otro enfoque la atención y las medidas de apoyo a comunidades con necesidad extrema al igual que a las autoridades para que sancionen a los que incumplan las leyes para e interrumpan de manera directa el normal funcionamiento de toda la flora y fauna que aún hace vida en Los Teques.
Por: Paul León / Foto: Alejandra Ávila