Aseguró que la cultura es el alma del pueblo
Proveniente de Guanare, estado Portuguesa llegó a nuestras tierras el talentoso y joven cultor Justi Morillo. Con tan solo 31 años de edad, este muchacho le ha puesto “un mundo” y ha dejado muy claro que querer es poder, y que las grandes responsabilidades así como importantes obras no son sólo cosas de la gente mayor.
“Nací y crecí en La Arenosa, allí surgieron mis raíces culturales cuando tenía 8 años. Cerca de mi casa quedaba la escuela Juan Fernández de León, donde por impulso natural me involucré en todas las actividades que hacían”. A los diez años participó en el Festival de la Voz Primaria, renglón joropo y quedó enganchado con esa experiencia que cataloga como inolvidable.
Se dedicó por completo a promover las actividades culturales tanto en la escuela como en el liceo donde desarrolló actividades en danza tradicional, a la par que sacaba su carrera como técnico medio en construcción metálica, que le servía para labrarse un futuro profesional.
Posterior a ello, debió abandonar su terruño para iniciar estudios superiores en Puerto Cabello, donde alcanzó el quinto semestre en Metalurgia, pero que tuvo que abandonar por esas vueltas que da la vida, así que llegó a Los Teques.
Confesó que entre las múltiples actividades a las que hoy se dedica, le gustaría tener más tiempo para sí mismo e incluso para su familia. Es padre de Moisés, quien a sus tres añitos parece que está siguiendo los pasos del papá, desde la guardería se ha involucrado en los cierres de proyecto culturales, gracias a su carisma y talento nato.
Al llegar a la casa de su abuela, quien es su mano derecha desde que llegó hace 13 años a la ciudad del clima ideal, conoció a importantes personajes de nuestro entorno que lo fueron llevando a decidirse por su verdadero motor: la cultura. Es en ese instante cuando decide estudiar a través de la Misión Cultura en la Unesr, donde en 2009 obtuvo licenciatura en Educación mención Desarrollo Cultural.
Una ventana transformadora
Agregó que el auge que tuvo fue una gran bendición, con todos los conocimientos de los que se nutrió, pudo crear la Fundación Cultural Lucio Llanero. Empezó con tan solo 14 alumnos en la sala de su casa ubicada en la Carretera Vieja, hoy suma aproximadamente 40 en Altos Mirandinos, sin contar los que tiene en parroquias foráneas.
“El trabajo que desde la fundación hemos venido realizando con niños y jóvenes se ha traducido en un sinfín de satisfacciones, promovemos talleres y dictamos clases en el área de Danza Tradicional, con la firme intención de que los alumnos vean en este espacio un área de formación para siempre y no solo por un instante, para que luego sean ellos los que perpetúen este legado a través del joropo”.
Explicó que lo más grato es que desde allí ha creado vínculos ineludibles de amistad y compañerismo con los alumnos, “más allá de eso tenemos la alegría de rescatar a la juventud en zonas populares, sembrando valores y formándolos para un prometedor futuro a través de esta ventana de transformación”.
Muchos le han atribuido el nombre de Embajador del Joropo en Los Teques. “Estamos en un estado donde predomina el joropo tuyero, vengo de una tierra joropera y propago el valor, la importancia y sentir de este hermoso ritmo tradicional”.
Gracias a la labor que ha venido desarrollando, pudo preparar a los morochos Acosta, quienes en la inauguración de la estación Alí Primera del Metro Los Teques, realizaron en 2006 una impecable presentación para el entonces Presidente de la República Hugo Chávez; quien quedó completamente fascinado con el desempeño de esos talentosos chipilines y por supuesto de su preparador.
Logros y proyectos
Tras esas experiencias, se le abrió un abanico de oportunidades que van desde haber sido parte del equipo de trabajo en el Ministerio del Poder Popular para la Cultura hasta su ingreso hace dos años a la televisora nacional TVES, gracias también al apoyo del reconocido arpista Johan Corro, donde hoy funge como Productor coreográfico de Danzas.
En 2009 tomó la iniciativa de impulsar un programa denominado Joropoterapia. “No es más que la bailoterapia tradicional, enfocada en una estrategia didáctica basada en nuestra música. Es impresionante el nivel de aceptación que tuvo, la gente lo disfrutaba al máximo y aunque tuve que ponerle pausa estoy por retomarlo”.
“Mi intención actualmente es generar núcleos culturales de joropo en las comunidades, escuelas y universidades. Me apasiona esa música porque crecí con ella y quisiera que pudiera sembrarse en cada niño, joven y adulto; considero que es nuestro deber seguir impulsando esta área porque la cultura es el lenguaje del pueblo”.
Más allá de una pasión
No conforme con todo el trabajo que realiza, ha asumido responsabilidades a nivel institucional. En 2013 tomó las riendas como Director de Justicia y Paz Comunal del municipio Guaicaipuro.
Por si fuera poco, más adelante llegó a ser Director de la Unidad Educativa Nacional Simón Bolívar. “Para el período 2015-2016, la directora salió jubilada y Maryori Guerra, quien era Jefe del Municipio Escolar para ese entonces confió en mi para dirigir esa escuela”.
Explicó que su entrega hacia los más jóvenes le dio la clave al éxito, así como el ímpetu de trabajo y las ganas de hacer resurgir la institución. “Considero que durante todo el año escolar hice una buena gestión, el equipo que conformamos fue muy proactivo y logramos junto a los alumnos impulsar la imagen del colegio, haciendo presencia en cuanta actividad nos fuera posible”.
Aunque no todo fue miel sobre hojuelas, relató visiblemente emocionado que tras los 14 incidentes de robo de los que fueron víctimas ese año en la institución, le llena de orgullo admitir que quienes pusieron alma y corazón para salir adelante ante esas adversidades fueron los mismos estudiantes. “Cada uno a su manera aportó por convicción propia su granito de arena, es maravilloso ver el trabajo tan bonito que se hizo”./Maribel Sánchez/lb/Foto: Jesús Chacón/