Aunque el tema se trata con mucha frecuencia, la masacre de Orlando lo ha traído a colación y todos hablan del tema de la animadversión de algunas personas hacia los homosexuales. El ataque de Orlando fue un acto abominable y casi todos hemos leído y opinado sobre el mismo. Y desgraciadamente ha servido para que muchas personas expresen su rechazo hacia las personas con sexualidad diferente como si fueran unos monstruos.
Hay homosexuales que no les importa hablar abiertamente de su sexualidad, pero por regla general eso solo lo hacen cuando son ya personas conocidas y famosas y cuentan con muchos seguidores o admiradores. Entonces “salen del closet”. Muchos otros prefieren ocultar su sexualidad por temor a ser rechazados, y hasta insultados o despedidos de sus trabajos. Que quede claro que esas posturas homofóbicas no son compatibles con el respeto a la diversidad que caracteriza a nuestra sociedad.
¿Acaso el hecho de que un ingeniero sea homosexual afecta en algo sus conocimientos o su productividad? ¿Acaso el hecho de que un periodista sea homosexual afecta en algo su capacidad de análisis para producir columnas de calidad? ¿Acaso un médico homosexual no tiene los mismos estudios que los otros médicos e incluso puede llegar a ser una eminencia en su especialidad? Las respuestas son obvias. Los homosexuales tienen toda la capacidad necesaria para ser profesionales brillantes en sus campos. Socialmente pueden ser tan agradables como cualquiera otra persona. Rechazarlos indudablemente tiene otros motivos.
Yo les aseguro que todos los que me leen, probablemente sin saberlo, tienen uno o más homosexuales dentro de sus círculos de amigos, proveedores, clientes, empleados o cualquier otro. Se han hecho estudios, y se estima que el 11% de la población es homosexual o bisexual. Eso quiere decir que de cada 11 personas que tratamos o conocemos, una es homosexual, pero no lo sabemos y las tratamos igual que a cualquiera. ¿Los tratarían igual si supieran que son homosexuales? Muchos dirán que sí pero yo estoy seguro que no porque muchos sienten animadversión hacia los homosexuales o hacia la palabra homosexual.
Todavía hay personas que consideran la homosexualidad como una enfermedad y piensan que deben ser encerradas en centros de tratamiento como lo fue la UMAP en Cuba en su momento. Otros se dejan llevar por ideas religiosas obsoletas que no entienden ni aceptan el concepto de diversidad. La realidad es que todos somos iguales, pero al mismo tiempo somos diferentes. Los homosexuales son personas iguales que nosotros, y la única diferencia está en su preferencia sexual y eso es algo íntimo y personal.
Cuando un sector de la sociedad los rechaza, es lógico que se unan y busquen la protección que da la unión. Pero ustedes saben que como amigos, profesionales y políticos son personas iguales a nosotros. Se cansan igual. Duermen igual. Trabajan igual. Comen igual. Lo hacen todo igual, salvo que su orientación sexual es diferente y tenemos que respetarla.
Hay muchos hombres famosos en la historia, a los cuales admiramos y que fueron homosexuales. Voy a darles algunos nombres: Alexander von Humboldt, Leonardo da Vinci, Sócrates, Platón, Nicolás Maquiavelo, Isaac Newton, Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Truman Capote, Christian Dior, Franz Schubert, George Gershwin, Cary Grant, Rock Hudson, Johnny Weissmuller, Greg Louganis, Alejandro Magno, Julio César, Buffalo Bill, etc.
Podría hacer una lista interminable, pero todas esas personas que listé fueron brillantes, sobresalientes, admiradas pero también eran homosexuales o bisexuales. Solo puse algunos nombres como muestra, pero la lista podría ser gigante. Ha habido Papas homosexuales, Presidentes de la República homosexuales, Senadores homosexuales, etc.
En todas las profesiones ha habido homosexuales que han destacado profesionalmente, por lo que ligar el homosexualismo a las bajas pasiones, a la pedofilia y a los abusos sexuales es algo totalmente improcedente. Es obvio que existe una minoría de homosexuales cuyo comportamiento es censurable y condenable, pero lo mismo sucede con las demás personas que no son homosexuales. Hay una minoría de ellos que son pedófilos y que también siguen un comportamiento censurable y condenable.
La mayoría de las personas aceptan a las personas de orientación sexual diferente. Yo invito a los que todavía no lo hacen a que reconsideren su actitud hacia ellos. Tengo muchos que son mis amigos, hay muchos a los que les he aprendido tecnologías que desconocía y hay varios a los que admiro mucho y no me apena reconocerlo.
Podemos pensar como los de ISIS que los tiran de las azoteas, los queman vivos o los ametrallan. Yo prefiero aceptar la diversidad y darles un abrazo de amigos. Aceptemos la diversidad. Los invito. Vale la pena.
Fuente: Yusnaby Pérez
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