La cachorra fue hallada con un puñal clavado en su cuerpo

Anonadados y muy indignados amanecieron este martes los habitantes del conjunto residencial Ramo Verde, en Los Teques, así como quienes hacen vida en las adyacencias de lo que los lugareños conocen como “La Redomita del Preescolar”, en el mismo sector, ante la noticia del hallazgo del cuerpo apuñalado de una perrita mestiza que se había ganado el cariño de los lugareños.

La pequeña canina, a quien cariñosamente llamaban “Orejita de Burro” por tenerlas algo grandes y alargadas, apareció en los alrededores de las residencias con múltiples punzadas en el cuerpo. De hecho, aún tenía clavado el puñal casero tipo cerbatana, con el que se las propinaron.

“Eran como las 8:30 am cuando varios vecinos me llamaron para comentarme la situación. De inmediato dieron parte a los cuerpos policiales, quienes no dudaron en hacer acto de presencia en el lugar para retirar el cuerpo de la perrita e iniciar las investigaciones desde el Cicpc con las respectivas entrevistas, tras la formulación de la denuncia”, detalló a Avance Sandra Ramírez, proteccionista animal.

Trascendió que, a pesar de ser una mascota comunitaria, que gozaba del aprecio y cuidado de muchas personas, ella pertenecía a una vocera comunal de nombre Inés, quien le daba cobijo bajo su techo. Se presume que la perrita saldría por la noche a estirar las patitas y fue sorprendida por su asesino.

“Nadie se explica quién pudo haber cometido tan atroz acto. Pedimos justicia por ella, esto no puede quedar impune, nosotros somos las voces de esos seres inocentes. Orejita de Burro solía ser algo temerosa, agarraba un poco de confianza con quienes la alimentábamos, es absurdo que la mataran”, expresó.

La desaparición de “Chivita”

En los alrededores del sector se han registrado otros casos de maltrato animal, entre ellos envenenamientos, arrollamientos y desapariciones que mantienen a la comunidad en zozobra.

Dos gatos envenenados a finales de febrero y la desaparición de “Chivita”, una perra mestiza que llevaba 20 años en los espacios comunes de residencia Ramo Verde, ha generado el descontento de quienes sí disfrutaban de su presencia.

En marzo, se encontraba bastante enferma y a pesar de haber sido evaluada por algunos veterinarios, la mayoría de sus males radicaba en su avanzada edad; pero de la noche a la mañana desapareció sin dejar rastro alguno. Ramírez y otros vecinos la buscaron sin cesar, pero jamás la hallaron. “Yo suelo alimentar a unos 15 perros en las residencias y puedo darte fe que los perritos comunitarios son cariñosos ante la falta de afecto que enfrentan, los agresivos son los humanos a los que les molesta la presencia de los animalitos y por ello les hacen daño”, finalizó.