Brasil llamó a consultas a su embajador en Indonesia, tras confirmarse este domingo la ejecución en ese país asiático de un ciudadano brasileño por cargos de narcotráfico.
La presidenta Dilma Rousseff dijo estar “consternada e indignada”. Marco Archer Cardoso Moreira, de 53 años, había sido detenido en 2003, luego de que la policía encontrara en el aeropuerto de Yakarta 13,4 kg de cocaína ocultos en tubos de un ala delta de su propiedad.
Brasil dijo que Cardoso Moreira es el primer ciudadano brasileño en haber sido ejecutado en el extranjero y que el hecho perjudica las relaciones con Indonesia. Otros cinco detenidos de Indonesia, Malawi, Nigeria, Vietnam y Holanda (cuyo embajador también fue llamado a consultas) fueron ejecutados el domingo.
Todos estaban sentenciados por tráfico de drogas y enfrentaron un pelotón de fusilamiento pasada la media noche del sábado (hora local) en la provincia de Java Central. Indonesia tiene una de las legislaciones más duras contra el tráfico de drogas. En 2013, después de una moratoria no oficial de cuatro años, el país reinició las ejecuciones de prisioneros.
El fiscal general de Indonesia, el general Muhammad Prasetyo, dijo: “Esperamos que esto tenga un efecto disuasorio”. El presidente Joko Widodo había prometido no mostrar clemencia a los criminales vinculados con el narcotráfico, porque ellos arruinaron la vida de muchos.
El viernes Rousseff había pedido clemencia para el brasileño, pero la solicitud fue rechazada por Widodo. Ella le había dicho a su homólogo indonesio que respetaba la soberanía y el sistema judicial de su país, pero que como madre y jefa de Estado estaba haciendo un pedido por motivos humanitarios.