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La energía de Belén proviene del baile

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Actitud positiva y dinamismo  comprenden su faena diaria

Las mujeres tienen fuerzas que asombran. Cargan niños, penas y cosas pesadas; sin embargo, tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría. Tienen cualidades especiales, se ofrecen para causas buenas sin esperar nada a cambio, más allá de la satisfacción personal. A toda esta descripción se adapta perfectamente Belén Mendoza.

Está residenciada desde hace 45 años en la ciudad del clima ideal. “Llegué a Los Teques y me encantó su agradable clima, su gente bonita y el ambiente tan apacible que aquí reinaba. Yo vivía en Maracay junto a mi esposo y mi hija mayor, pero decidimos mudarnos porque mi salud que se vio afectada”.

Movida por el encanto de nuestra ciudad, soltó ancla en plena avenida Bermúdez, donde habita desde que aterrizó aquí. “Viví en Petare, El Marqués y Antímano, hasta que me casé a los 27 años y me fui al estado Aragua, ya que mi esposo trabajaba en la tabacalera nacional. Un año después nació mi primera hija, y cuatro años más tarde, la pequeña”.

Explicó que no desarrolló nunca una carrera universitaria, pero que sí se capacitó a nivel de cursos en áreas como mecanografía, archivo y asistencia gerencial. En principio se dedicó a las labores del hogar y a su familia, así pasó nueve años de su vida hasta que su esposo quedó desempleado y ella debió hacerle frente a la situación.

“Él no quería que yo trabajara, pero decidí hacerlo porque me sentía plenamente preparada, comencé como archivista en la Asamblea Legislativa de Miranda y afortunadamente, gracias a la dedicación y empeño que le puse a todo lo que hacía, llegué a ser la jefa de Archivo. Fueron 22 años de servicio allí hasta que me jubilé, que fueron para mí una experiencia gratificante”.

Guáramo a flor de piel

A pesar de que en ese ínterin pasó por el divorcio y quedó sola con sus niñas, guapeó siempre en aras de sacarlas adelante, y así lo hizo. Adrianni hoy está convertida en administradora y Ayarí en diseñadora gráfica. “Estoy muy orgullosa de mis muchachas, con la satisfacción del deber cumplido, tomé la decisión de dedicarme a mí, yo siempre estuve pendiente de hacerme cariñitos e ir al gimnasio porque una debe quererse a sí misma”.

Con la premisa de disfrutar de su jubilación, emprendió un viaje por nuestro hermoso país. Belén aseguró que siempre cuestionó el hecho de que habiendo tantas riquezas y bellezas en Venezuela, la gente prefiriera irse a otro país sin conocer verdaderamente el suyo.

“Llanos, montañas, nieve, playas y hermosas ciudades comprenden nuestra geografía; hay que aprovechar todo ese potencial, por eso no perdí tiempo y me apunté en cuanto tour encontré, pero las cosas fueron cambiando y esa actividad tuvo que mermar por lo difícil que se han vuelto las cosas para viajar”.

Ante ese panorama, esta dinámica y proactiva  dama no quiso dormirse en los laureles y tomó la decisión de darle mayor fuerza a su rutina de ejercicios. Hoy día camina, hace bailoterapia, practica yoga y también taichí.

Una propuesta interesante

“El 20 de julio de 2010 inauguraron el Jardín Terapéutico del Hospital Victorino Santaella, yo caminaba a diario por los lados de la Simón Bolívar, y una vez que activaron esto vine a hacer mis rutinas aquí. A los dos meses, se me acercó un cubano maravilloso que agrupó a otros que andaban en la misma onda que yo y nos hizo una interesante propuesta”.

Norge Bell, con la misión de activar a la gente en clases de bailoterapia, les ofreció a esas personas dictarles todas las mañanas clases en esos espacios del HVS, donde pudieran asociar los beneficios del baile al mejoramiento de la salud y condición física de cada uno.

“Él se trajo un mini reproductor prestado que puso a sonar, y al ritmo de las mejores melodías, puso a más de uno a bailar una hora diaria; recuerdo que empezamos como cinco participantes y poco a poco fue creciendo el grupo. Un año después el profesor Bell fue de vacaciones a su país y los 50 integrantes decidimos darle una sorpresa en gratitud por la iniciativa que tuvo”.

Recogieron entre todos una pequeña contribución de 50 bolívares para comprar un equipo más grandecito, porque el que tenían ya no daba para mucho, y cuando el profesor volvió aplaudió la loable labor de su grupo.

“Eso lo motivó a continuar con mayor entusiasmo este proyecto que hoy lleva por nombre Salud y Amor, pero le llegó el tiempo de volver definitivamente a Cuba y me encomendó, como la única de las fundadoras que quedaba activa, que no dejara perder este trabajo tan bonito que habíamos construido, y yo asumí el compromiso junto a mi gran amiga María Álamo”.

Prosiguió contando que la actual planta de sonido que utilizan cada mañana para su terapia se obtuvo gracias a una donación que le efectuó al grupo hace tres años Elías Jaua. “Aquí reunimos hasta 100 mujeres, jóvenes y adultas, bailando por la salud; llegamos a estar consideradas como el grupo más numeroso de los Altos Mirandinos”.

Toda la energía que esta incansable mujer irradia, la transmite a sus compañeras y allí es donde radica su secreto. “Nunca he tenido y creo que jamás tendré la intención de permitir que esto decaiga, no se vale que desmayemos en nuestro propósito, así que con mi mejor sonrisa las invito siempre a seguir adelante”.

Acción social

A un año de haberse creado el grupo de bailoterapia, surgió una hermosa iniciativa que lleva cinco años de tradición. Se trata de la jornada de recolección de juguetes que entre los participantes realizan para llevar cada Navidad una sonrisa a los niños que se encuentran en el área de hospitalización del Victorino.

“Presentamos la propuesta al director de turno y aceptó encantadísimo. Con su aprobación y la de sus sucesores hasta la fecha, recabamos entre nosotras juguetes para niñas y niños de distintas edades, que luego entregamos acompañados de un pequeño pero emotivo parrandón”.

Con la voz resquebrajada y entre conmovedoras lágrimas, Belén relató una anécdota desgarradora: “Una vez, al comienzo de esta acción, una mamá reventó en llanto y nos agradeció enormemente que tuviéramos ese gesto, pues ella creyó que su niña pasaría la Nochebuena sin un regalito ya que su papi estaba desempleado y ellas metidas en el hospital. Eso nos aguó el guarapo a todos y nos motivó aún más a continuar cada año con esa acción”.MS/ac/Foto: Gustavo Ramírez

 

 

 

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