En la calle Miquilén está la famosa Barbería Italia y en la entrada se encuentra el puesto de Oscar Hernández, ingeniero en construcción civil pero relojero de oficio que ha tenido escaso trabajo durante los cinco meses del Estado de Alarma por el Coronavirus.
“Desde que comenzó la cuarentena solo he trabajado cuatro semanas completas, la de flexibilización. Yo dependo de la barbería para abrir y cuando hay semana de cuarentena radical no se puede”.
Precisó que las ventas están por el suelo. Las pilas las venden entre Bs 100.000 y Bs 150.000, una correa cuesta dos dólares y las reparaciones a partir de los cinco dólares.
Detalló que durante esta semana la movida estuvo regular, “por lo menos se hace para pagar al proveedor y para comer. Hago magia para sobrevivir durante la cuarentena, el guardado que uno siempre tiene se lo fue comiendo” indicó. /AG/rp