Sus historias están repletas de emociones y sinsabores, pero están signadas por la felicidad de sus hijos

Cuando se hace alusión a las madres, se habla de unas mujeres llenas de ímpetu, de lucha, amor, confianza, valentía, calidez, perspicacia y fortaleza. Son unas compañeras que signan el camino de sus hijos, guiándolos por el periplo de la vida; para que con sus acciones hagan del mundo un lugar más habitable, emanen sonrisas, sueñen, tengan aciertos y desaciertos, sobre todo que sean felices.

Hoy en su día, es deber de cada uno de nosotros hacerlas sentir especiales y únicas. No solo en una fecha tan significativa, sino cada segundo, minuto y hora. Que esa afición trascienda las barreras materiales y predomine esa unión familiar, ese regazo que desde su concepción nos acompaña.

Esta celebración data de la antigua Grecia, tiempo en el que los Dioses le rendían un tributo a sus progenitoras. Los romanos también tenían una festividad similar a la que llamaban Hilaria, la cual se celebraba en el templo de Cibeles durante tres días consecutivos.

La iniciativa se extrapoló al catolicismo, donde la Virgen María era honrada en el día de la Inmaculada Concepción. Así, poco a poco, en cada territorio de nuestro planeta se fue acogiendo está conmemoración.

Aunque hay algunos datos históricos que alegan que su origen contemporáneo, se remonta a las fiestas de Mother’s Friendship Day, organizadas por Ann María Reeves Jarvis, donde se abordaban tópicos de actualidad.

Este honor a las madres, tiene diferentes fechas dependiendo del país. En Venezuela, se celebra la segunda semana de mayo. Aunque no siempre fue así, hay registros que establecen que la primera vez que se celebró fue el 24 de mayo de 1921, en el estado Carabobo, gracias al Dr. Jesús María Arcay Smith, quien fungía como el presidente de la asociación “Caridad y Concordia”, quien se encargó de que se oficializara el día.

Más adelante en 1924, se promulgó una ley en el Congreso Nacional que estipulaba que la festividad debía ser nacional. En un principio se llamaba “el día de las tres madres”, para honrar a las madres, la madre patria y María la madre de Dios.

Ahora solo se le conoce como el  Día de las Madres y muchos aprovechan para regalarle flores, chocolates, prendas y otros artilugios a sus superioras; o llevarlas a comer.

Mujeres admirables

Cuando las féminas deciden concebir un hijo, su vida cambia por completo. No solo por la responsabilidad que implica, sino porque trae consigo una serie de aprendizajes, emociones, rutinas diversas, horas de descanso sacrificadas y en algunos casos unos sinsabores.

Tal es el caso de Luanda Caleca, una madre soltera que ha tenido que enfrentarse a grandes retos, pero su brío le ha permitido hacer que su hijo Andrés Eloy sea feliz, analítico, viva en equilibrio, tenga un buen concepto de la familia y de la mujer. Ha sido difícil, pero a lo largo de 15 años ha trabajado en eso.

“Puedo mencionar tres grandes retos de ser madre soltera, el primero de ellos que siempre tengo es la parte económica, siempre es un tema perturbador. En esta casa no tenemos manutención, ni tenemos un subsidio ni nada parecido. Durante 15 años he sido la responsable económica y esto hace que cada decisión que yo tome en mi vida, sea súper importante. Por otra parte está el tema logístico, porque mi trabajo es muy variante y no tengo manera de organizarme a largo plazo. Llevar a mi hijo a sus actividades es muy complicado, allí necesito de mi red de apoyo. De esas personas que me han ayudado no sabes cuanto, sobre todo mi mamá. No solo es mi madre sino mi aliada en la crianza y cuidado de Andrés. El otro gran reto es que yo nunca he asumido que soy madre y padre, yo nunca me he creído padre. El tiene un papá que es ausente, pero yo soy mujer 100%, mi cerebro actúa de manera femenina, no quiero que él me vea como un hombre”.

Considera que mucha gente estigmatiza a las madres solteras, y a su juicio los clichés sobre las madres solteras le perturban. “Ser madre es complicado, tengas pareja o no, tengas dinero o no” sostuvo.

Por otra parte, tenemos a Alexandra Curbelo, una madre viuda, quien tras el deceso de su pareja tuvo que afrontar una serie de retos. “Criar 2 varones no fue fácil, tuve que inmiscuirme en sus actividades y asumir unos desafíos a nivel económico. Aprendí a jugar fútbol. Ellos practicaban los sábados y ellos me acompañan a mí los domingos. Los guié a nivel educativo y me siento muy orgullosa de ver materializados sus logros. Ya son profesionales y casados. En este reto me conseguí una pareja que me apoyó a la organización y en la parte paterna”.

Ingrid Molina, también tiene una historia especial, fue una madre soltera y es madre ahora de un niño especial. “Es  una experiencia muy fuerte, pero muy linda. Como madre soltera tuve que guerrear para darle a mi hijo lo que necesitaba, mientras que como madre de un niño especial es más complicado, tienes que hacer maravillas con el tiempo, porque tienes que estar más pendiente. Él es sordo y hay que hacerle terapias semanales y trabajar desde casa. En el caso de él, mi pareja sí ha estado presente y es un hombre maravilloso que me ha apoyado. Además cada cosa que logra el niño es gratificante para todos en el hogar. Incluso, es muy artístico, quiere ser músico y ama la cocina. Yo apoyo a mis hijos en todo”./lb