Restricciones gubernamentales y la elevada inflación han inutilizado este medio de pago
DORIANA BORREGO
Cada vez es más común observar como el uso de tarjetas de crédito han quedado de lado ante la poca holgura comercial que brindan a quienes la utilizan. Las regulaciones aplicadas a la banca local a través de la fijación de intereses y una tasa de préstamo de solo el 27%, han traído como resultado que el flujo monetario que manejado sea muy bajo como para representar un financiamiento considerable.
“Antes la gente compraba electrodomésticos, pagaban viajes, solucionaban en caso de emergencia o simplemente realizaban sus compras con ellas porque así lo deseaban, pero ahora quedaron prácticamente inútiles, las transacciones que puedo hacer con ellas son muy bajas”, señaló Oriana Garzón, quien aprovechaba este método de pago antes de su devaluación.
A pesar de la flexibilización de algunos controles y la posibilidad de crear cuentas en monedas extranjeras, las limitaciones persisten principalmente a nivel de los créditos, que eran utilizados como un punto de partida para satisfacer algunas necesidades o iniciar un negocio.
“Han quedado como un recuerdo, yo se las di a mis nietos para que jueguen porque con tan poca validez solo son un plástico más, no vale la pena renovarlas por una tasa tan baja, además algunos bancos ni las ofrecen porque es una cantidad absurda, en comparación a lo que debería representar”, expresó Samantha Fernández, empleada pública.
Agregó que la desvalorización ha ocurrido de forma veloz, provocando que cada vez sean menos personas las que se toman realmente en serio su uso.
“Antes daba miedo que se perdiera esa tarjeta, pero ahora, no hay prácticamente nada a lo que puedan acceder utilizándola”, dijo./at