Los New England Patriots escribieron una historia inverosímil en toda la NFL. El partido puede cortarse de tajo por la mitad y verse como dos juegos totalmente distintos. La primera mitad del Super Bowl 2017 fue dominada por un ataque a toda velocidad iniciado por el quarterback Matt Ryan de los Atlanta Falcons y capitalizada por Devonta Freeman.
El último cuarto fue el que desestabilizó todo. Tom Brady se repuso de esa ligera depresión que sufrió en la primera parte del partido. Empezó a mirar al frente y tirar pases precisos. Encontró a un buen socio, a James White, quien le permitió avanzar yardas. Edelman se recuperó y se dio el lujo de dejar una estela de talento en el legado del Super Bowl. Ya eran los últimos minutos y capturó un balón que, de alguna manera, nunca cayó. Él tuvo la fortuna de quedarse con el ovoide y eso desencadenó el 20-28 y luego la jugada de conversión para el empate.
Los Patriots emparejaron el marcador y llevaron el partido al over time, el tiempo extra. Fue el primer Super Bowl que se define en la prórroga. La fortuna estuvo de su lado y ganaron el volado: la opción de ir al ataque primero. Y no fallaron. Brady se aproximó a la zona de puntos y, en la última jugada del partido, la cedió para que White estirara los brazos para el touchdown, ¡34-28! Así los chicos de Bill Belichick consiguieron su quinto trofeo como los mejores del fútbol americano.