Hoy se conmemoran 186 años de la muerte de Simón Bolívar
El Libertador Simón Bolívar murió el 17 de diciembre de 1830, a los 47 años de edad, en la ciudad de Santa Marta, Colombia, a causa de la tuberculosis.
Después de tantas luchas y batallas ganadas, y una vida ajetreada, Bolívar decide hacer un alto en Cartagena, para esperar que le enviaran los pocos recursos que le quedaban de su fortuna en Venezuela.
Al pasar de los días, fue empeorando su salud y fue trasladado a Barranquilla y de allí en barco a Santa Marta, llevado en silla y en manos por lo deteriorado que estaba su estado físico. Fue hospedado en la casa de don Joaquín Mier, un español que gentilmente le brindó hospedaje y comida, ya que se conocían desde hace un tiempo.
Para el 10 de diciembre de 1830, ya era notorio que su estado de salud era grave, y ante los ojos del doctor Reverend, los generales José Laurencio Silva, Mariano Montilla y don Joaquín Mier, entregó su testamento político y su última proclama, según lo dio a conocer Olga Milián de Suárez, presidenta de la Sociedad Bolivariana de Miranda.
Última proclama
“Colombianos: Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
“Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
“¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
El 17 de diciembre de 1830, el doctor Próspero Reverend llamó a los generales que se encontraban con Bolívar y les indicó: “Señores, ha llegado el momento, se pueden quedar si quieren presenciar el último aliento del Libertador”.
A la 1:00 pm muere Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios.
Fue velado en la Casa de la Aduana, permaneciendo en capilla ardiente hasta el 20 de diciembre, cuando recibe cristiana sepultura en una bóveda de la Catedral de Santa Marta, donde estuvo por 12 años.
El 20 de noviembre de 1842, se realizó la exhumación de sus restos, en presencia del presidente de la Comisión de Nueva Granada, para luego ser enviados a Venezuela, el 22 de noviembre, adonde llegó la carroza el 8 de diciembre a Los Roques, donde atracaron hasta el 12 y el día 13 arribaron al Puerto de La Guaira, donde fue recibido con rosas y coronas. El pueblo de La Guaira le realizó una celebración por todo lo alto , y el día 16 de ese mismo mes partió a Caracas.
Una multitud lo recibió
En la Iglesia de San Francisco se recibieron y condecoraron los restos mortales del Libertador. Allí fue elogiado y condecorado. Las lágrimas y la tristeza de los caraqueños se pudo sentir en todo el territorio nacional, y a partir de ese día se trasladaron los restos hasta la Catedral de Caracas.
El 28 de octubre de 1876, es trasladado al Panteón Nacional para que los venezolanos y los pueblos del mundo, amantes de la paz, la libertad, la justicia y la democracia, lo veneraran.
Un poco de historia
Simón Bolívar dedicó su vida para romper las cadenas de una buena parte de la América del Sur. Tuvo una actuación bélica bastante amplia.
Sus luchas militares se desarrollaron desde 1813 a 1823, recorriendo desde Venezuela hasta Perú en sangrientos combates contra los españoles.
Bolívar aparece como una de las principales figuras del siglo XIX y como una de las personalidades más grandes de todos los tiempos.
Vivió con el principio de que la libertad es un valor, que es mejor morir en libertad que vivir en esclavitud. Soñó con la democracia como expresión para la organización política y que esta debe hallar el equilibrio entre las exigencias de la libertad, estabilidad y la eficacia, o se producirá la anarquía.
Toda la esencia de su pensamiento político y militar tiene una vigencia para nuestra época muy evidente.
Pocos hombres podrían vanagloriarse de haber recorrido tan largas sendas en aras de la libertad./ac/MV