Venezolano en España cuenta sus días de confinamiento
RONALD PEÑARANDA
Hace dos años y medio el abogado Breddy Alonzo, quien estaba adscrito a la gerencia de Relaciones Laborales del Banco Mercantil (Caracas), tomó la decisión de migrar a España.
“La situación de escasez, la carestía, inseguridad y persecución política hacen imposible la vida del venezolano allá”, señala vía Whatssap, el profesional del derecho desde el lugar donde cumple la cuarentena en Sevilla, Andalucía, ciudad que según cifras oficiales emitidas este miércoles van 6.392 contagiados y 308 fallecidos por Coronavirus.
Esta entrevista se realizó el lunes 30 de marzo, justamente el día que comenzó la limitación total de movimientos, salvo de los trabajadores de actividades esenciales. La medida se extenderá hasta el próximo catorce de abril.
“Parece que España está alcanzando el pico de contagios, entonces para relentizar el riesgo de propagación el gobierno tomó acciones extremas. Obligan a las empresas a pagar los salarios y estos 15 días serán porrateados para pagarlos en horas extras, por un lapso de seis meses”, señala Alonzo, quien antes de partir a la Madre Patria vivía en la urbanización La Quinta de Los Teques.
Agrega que no sale a la calle para nada. “Lo que de verdad me asusta es lo que vendrá después de esto. Se dice que el 15 de abril se extenderá más el estado de alerta máxima. Los hospitales están colapsados y el personal no se da abasto”.
Él estaba trabajando en un despacho de abogados “ y la empresa solicitó un expediente de regulación de empleo, (ERTE) que significa la suspensión de la relación laboral con los trabajadores y la seguridad social asume el pago de los empleados que están en esa situación”.
En su caso particular vive arrendado en un apartamento, “tengo comida suficiente como para un mes. Antes del confinamiento en la cadena de supermercados más importante del país se hacían colas para entrar y cada quien guardaba la distancia de un metro. Es obligatorio el uso de guantes, mascarillas y limpiarse con gel”.
Comenta que no había limitaciones para comprar productos, “pero sí restricciones para evitar aglomeraciones”.
Las calles permanecen desalodas “y a las ocho de la noche salimos todos a los balcones a aplaudir a los trabajadores del servicio sanitario”.
En estos días de cuarentena, se ha impuesto una rutina: “Me levanto, hago una oración, preparo el desayuno, doy gracias a Dios por las cosas que uno tiene, veo un poco de información en la mañana para no saturarme de las situaciones que están sucediendo. También me dedico a la lectura”.
De igual manera está aprovechando el tiempo para realizar un curso por internet, “estoy sacando una especialización en derecho comunitario. También estudio con profundidad tablas de excel, veo series de televisión, películas, y un rato ludíco entre las 10 y 11 de la noche me duermo”.
En la cuarenta además de estudiar, medita pone en orden las cosas que siempre tiene pendiente. “Aquí estoy en casa y en serena espera, rogando a Dios para que esto pronto acabe, y no sean tan nefastas las consecuencias de este parón en la economía”.