Yelitza y Carmen, taxista y colectora de autobús, desafían estereotipos con cada jornada
En las calles de Los Teques, dos mujeres desafían diariamente los estereotipos de género con valentía y determinación. Yelitza, detrás del volante de su taxi, y Carmen, al mando de un autobús, se ganan la vida en un mundo tradicionalmente dominado por hombres.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se celebra este 8 de marzo, sus historias resaltan los retos que enfrentan y la fuerza con la que los superan, demostrando que el trabajo y la pasión no entienden de prejuicios.
Yelitza Piñero lleva 20 años conduciendo su taxi por las vías de la ciudad, en la que no ha encontrado peligro y en cambio ha ganado muchos clientes que confían en ella, más que en otro taxista, por el hecho de ser mujer.
Entre sus más grandes responsabilidades no solo está la de manejar, sino que muchas madres han confiado a sus hijos para que sea ella la que los lleve al colegio y a otras actividades. También se ha convertido en la choferesa de personas de la tercera edad, cuyos familiares están fuera del país y le encomiendan trasladarlos al mercado y citas médicas, en su ausencia.
Yelitza contó a Avance que se siente cautivada por una de sus clientas de 83 años de edad, a quien además de llevar al supermercado, la ayuda con la compra y otras diligencias. “Cuando tenemos que asumir un trabajo que se dice es para hombres, lo hacemos; cuando tenemos que ser amigas, lo somos; cuando debemos asumir el rol de madre o cuidadora, también lo logramos”, detalló refiriéndose a las diferentes facetas que cumple detrás del volante.
Sobre los desafíos que cumple diariamente, resaltó el cansancio que siente a veces ya que su trabajo no acaba cuando guarda su vehículo en el estacionamiento, ya que continúa en las labores del hogar. Sin embargo, resaltó la importancia de su esposo en su vida ya que se dividen las tareas, y también es mecánico, por lo que no sufre a la hora de un contratiempo en su faena.
Reivindicando a los colectores
Carmen Medina reivindica el oficio de los colectores en Los Teques, una labor que recientemente estuvo bajo el ojo de las autoridades del municipio Guaicaipuro, quienes crearon una escuela para capacitarlos por malos tratos hacia los usuarios. Ella, es una de las pocas mujeres que se dedica a este oficio, en su propio autobús que es conducido por su esposo.
Asegura que ser ayudante del conductor, es una gran responsabilidad que exige paciencia, pues “aquí uno atiende todo tipo de personas”. Este trabajo representa un reto constante, especialmente por los prejuicios de quienes piensan que las mujeres no están preparadas para asumirlo. “Demostramos que sí podemos”, afirma con orgullo, consolidándose como un ejemplo entre las mujeres.
Ella no solo se desempeña como colectora, sino que también toma el volante del autobús cuando toca equipar gasolina. Madre de dos hijas -una de 21 años y otra de 8- cumple con jornadas de trabajo que van desde las 5:00 am hasta las 6:00 pm.
Con cinco años dedicándose a este oficio, dejó atrás su vida como ama de casa para asumir un rol que combina esfuerzo, sacrificio y determinación.
Las historias de ambas féminas son un testimonio vivo de que los límites solo existen en la mente. Con esfuerzo y paciencia, han transformado las etiquetas en oportunidades, demostrando que no hay oficio ni sueño que una mujer venezolana no pueda conquistar.
A tomar en cuenta
Las mujeres destinan en promedio 22 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidado, mientras que los hombres solo 10 horas. Esta situación afecta la participación laboral, la calidad del empleo, los ingresos y la protección social de las mujeres, según lo determinó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en un reportaje publicado por la revista Banca y Negocios.
Al respecto, la psicóloga clínica, Tachy Osorio, explica que el término conciliar se refiere a que se tengan que generar condiciones que posibiliten a las mujeres el desarrollo en los diferentes ámbitos de la vida.
Estas posibilidades deben ir desde el equilibrio entre la vida laboral, familiar y la reestructuración de los sistemas educativos y sociales, para que las mujeres puedan tener mayores oportunidades, reseñó el escrito.
Sin embargo, “esto no es tan fácil lograrlo porque se generan conflictos debido a la manera cómo estamos organizados socialmente, el rol que se le ha asignado a la mujer», apunta Osorio.
«Es importante que se le permita a las mujeres y madres acceder al mercado de trabajo y que al mismo tiempo esto no sea un elemento negativo al momento de tener responsabilidades con los hijos. La idea es que cualquier persona pueda trabajar, tener tiempo para su familia, el ocio y el tiempo libre», precisa la psicóloga.
Además, señala Osorio que las mujeres sí pierden oportunidades laborales porque tienen tareas domésticas e hijos. Pero, también las empresas se pierden oportunidades de tener a estas mujeres con gran capacidad de liderazgo.
Todavía siguen pagándole más a los hombres que a las mujeres. “En la pandemia tuvimos una doble jornada, nos tuvimos que trabajar en casa. Es fundamental mejorar el acceso de las mujeres a la educación, a escenarios políticos y económicos”.