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Opinión de Omar Barboza: El diálogo y la economía

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A pesar de las grandes diferencias que tenemos con las políticas públicas del gobierno nacional, y ante la grave situación que vive Venezuela, participamos de la decisión de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) de hacer el esfuerzo de intentar a través del diálogo, el logro de una rectificación del rumbo que orienta el destino del país hacia el fracaso.

Dentro de ese gran propósito, le damos importancia especial al logro de la paz en nuestro país, no como consecuencia de una imposición desde el poder, sino como consecuencia del funcionamiento autónomo de los poderes públicos apegados a la Constitución, de tal manera que sean capaces de garantizar el ejercicio de sus derechos a todos los venezolanos sin discriminación política ni de ningún otro tipo.

Para nosotros en la Venezuela de hoy hay muchas razones para protestar. Diálogo no significa desmovilización, pero mantenemos el llamado para que esas protestas sean pacíficas, en primer lugar para que tengamos autoridad moral para exigir al gobierno el respeto a la Constitución; y en segundo lugar, para no ofrecer argumentos que descalifiquen la justeza de nuestras protestas; además de no exponer las vidas de valiosos venezolanos.

Lo hacemos también porque luchamos por un cambio político por la vía democrática. No queremos una guerra civil, ni tampoco un golpe de Estado. Creemos que para que el cambio político sea estable y tenga éxito debe nacer del apoyo de la mayoría, y con esa legitimidad, echar las bases para uno de nuestros propósitos principales constituido por el logro de la reconciliación nacional, convencidos como estamos de que solo juntos, la mayoría de los venezolanos, por encima de las diferencias ideológicas y teniendo como norte el bienestar de Venezuela, podemos impulsar efectivamente las soluciones necesarias para superar la actual crisis, y rescatar la esperanza de que nuestro país alcance en paz el nivel de desarrollo integral que merece.

Igualmente, tenemos el convencimiento de que los jóvenes que hoy protestan lo hacen fundamentalmente para que en su patria se produzca un cambio político que les ofrezca un futuro seguro. Ellos quieren que el país donde nacieron tome la ruta del progreso y la libertad de tal manera que les permita desarrollar sus sueños, sus proyectos de vida. En esa lucha estamos al lado de la juventud venezolana para apoyarlos y respetarle sus formas de expresión.

Estamos esperando que el gobierno nacional demuestre la voluntad política necesaria para que el diálogo sea el camino para las soluciones, y con hechos como la aprobación de una Ley de Amnistía, se pueda crear el ambiente necesario para el logro de la paz verdadera. La responsabilidad fundamental está en quien tiene la facultad para tomar las decisiones que nos permita avanzar como nación. Nos correspondió en el debate público con el cual se inició este proceso de diálogo, señalar el fracaso del modelo económico que ha tratado de imponer el gobierno nacional, y sus graves consecuencias para la población venezolana.

Empezamos por señalar con base a cifras cuya fuente es el Banco Central de Venezuela (BCV), que durante la presencia en el poder del proyecto político que hoy gobierna, entre el año 1999, inclusive, y el cierre del 2013, el país recibió sólo por exportaciones petroleras la astronómica cifra de 760.803 millones de dólares, aparte de lo que le ha ingresado por concepto de IVA, ISLR, e impuestos aduanales, los cuales suman una cantidad parecida al ingreso por petróleo.

¿Cuáles son los resultados de la manera como se ha administrado esa fortuna en ingresos de todos los venezolanos? En materia de endeudamiento, al cierre del año 1998 la deuda total venezolana, incluyendo la interna y externa del gobierno central, más la de PDVSA, era de 32.810 millones de dólares; al cierre del año 2013 esa deuda total, a pesar de ese gran ingreso, se elevó a la cantidad de 204.286 millones de dólares, incluyendo la que tiene PDVSA con el BCV; es decir, se incrementó en más de 6 veces durante ese lapso.

En lo referente a la inflación, durante el pasado año 2013 llegó a un 56,4%, la más alta de Latinoamérica y una de las más altas del mundo, la cual se traduce en alto costo de la vida y en precios inalcanzables para los que menos tienen. Por otra parte, mientras en una economía normal la escasez debe ser de un 5%, en Venezuela hoy llega al 30%, lo más común en la Venezuela de hoy son las colas y el no hay, además de que los productos con precios regulados solo se consiguen en la Gaceta Oficial.

En esa reunión expresamos muchas otras cifras que demuestran el fracaso del modelo económico que se nos pretende aplicar, todo ello con la esperanza de que la verdad de las cifras produzcan una rectificación a fondo de las actuales políticas económicas./Omar Barboza dirigente político/omarbarboza1@cantv.net

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