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Papa Francisco recibió a 1000 presos en el Vaticano

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Periodistas de Avance

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El Papa Francisco reunió ayer en una misa en el Vaticano a 1.000 presos procedentes de cárceles de 12 países del mundo, que fueron trasladados expresamente a Roma para asistir al oficio religioso, tras un largo proceso burocrático. Entre los reclusos, había 25 españoles. Los internos no podían disimular su satisfacción por tal oportunidad. Y el Pontífice aprovechó su homilía para criticar la “hipocresía” de la sociedad, que vive “encerrada en sus propios prejuicios”, y “no confía en la rehabilitación”. Sus palabras no pudieron ser más claras, ni más contundentes.

La eucaristía se celebró en ocasión del denominado Jubileo de los Encarcelados, y su preparación requirió largas negociaciones y montones de documentos. Ya sólo en el caso de los reclusos venidos desde España -18 hombres y siete mujeres, de 11 cárceles diferentes-, la burocracia fue infinita. El Departamento de Pastoral Penitenciaria, dirigido por Florencio Roselló y que forma parte de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, se encargó de todos los trámites. Jorge Mario Bergoglio presidió la misa en el interior de la basílica de San Pedro ante 4.000l personas, entre reclusos, familiares de los internos, personal penitenciario y capellanes y asociaciones que ofrecen asistencia a los presos dentro o fuera de la cárcel. “A veces, una cierta hipocresía lleva a ver sólo en vosotros personas que se han equivocado, para las que el único camino es la cárcel”, dijo el Papa a los presos en su homilía. “No se piensa en la posibilidad de cambiar de vida, hay poca confianza en la rehabilitación”, añadió, para después mostrarse completamente crítico: “Pero de este modo se olvida que todos somos pecadores y, muchas veces, prisioneros sin darnos cuenta”, concluyó.

Mirar al futuro

El Pontífice también animó a los reclusos a mirar hacia el futuro. “Que ninguno de vosotros se encierre en el pasado. La historia pasada, aunque lo quisiéramos , no puede ser escrita de nuevo”, les aconsejó. “Aprendiendo de los errores del pasado, se puede abrir un nuevo capítulo de la vida”, subrayó.

El Papa intentó que los presos fueran protagonistas en la eucaristía y permitió que algunos participaran activamente en su preparación. Asimismo, los reclusos cruzaron la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, como han hecho millares de fieles este año durante el Jubileo. Tras la misa, Francisco volvió a hacer referencia en el Ángelus a la situación de los internos en los centros penitenciarios. Hizo un llamamiento a “mejorar las condiciones de vida en las cárceles de todo el mundo para que se respete plenamente la dignidad humana de los detenidos”. Asimismo, abogó por “una justicia que no sea exclusivamente punitiva, sino abierta a reinsertar al preso en la sociedad” y pidió a las autoridades de todos los países “un acto de clemencia” hacia algunos internos “si su situación penal lo permite”.

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