La inflación y los altos precios se comen el sueldo en un dos por tres, lo que ha llevado a muchos a ingeniárselas para tratar de cubrir sus necesidades básicas.
A estas alturas muchos califican el salario de irrosorio pues con todos los gastos que tienen que pagar no les alcanza ni para comprar un caramelo.
Henrique Cabrices dijo: “A veces recibo ayuda de unos parientes del exterior, ese dinero lo utilizo para comprar comida para mi casa, pagar el colegio de los chamos y complementar con mi sueldo para pagar servicios como luz, agua, teléfono entre otros, pero en realidad el dinero a veces no me alcanza y en mi casa dejamos lujos atrás como salir al cine o comprarnos aunque sea un refresco”.
Valentina Pacheco, aseveró: “actualmente trabajo de secretaria en una empresa y en mis tiempos libres hago trabajos de costura en mi casa para poder llegar a fin de mes, antes podía comprar pollo, pescado y carne en un mismo mercado, hoy en día ya no se puede, ni comprarme una chupeta puedo porque los productos están muy costosos”.
Luis Freites, expresó: “ Lo que cobro de pensión realmente da ganas de llorar, apenas me alcanza para un kilo de harina y un cartón de huevos, menos mal que mis hijos me ayudan a veces con una remesa que recibo de ellos, tengo que cuidar de mi esposa y asumir los gastos del hogar, es muy difícil hacer todo eso, sin embargo de vez en cuando mato un tigrito como vigilante en empresas”./IM/rp