El viaje del mandatario mexicano a las cumbres de la APEC en China y del G20 en Australia indignó a los padres de los 43 estudiantes
Acabada su polémica gira por las cumbres de APEC y G20, Enrique Peña Nieto regresó la noche de ayer a un México sacudido políticamente por la crisis de los 43 desaparecidos, el brutal crimen que puso en duda su capacidad para pacificar el país. “Hay una crisis política, hay mucha indignación, muchas movilizaciones (…) Puede ser una crisis pasajera o empezar un declive de su gobierno”, dice el analista político José Antonio Crespo.
Los ataques contra los 43 estudiantes posiblemente masacrados en septiembre en Iguala (Guerrero, sur) “volvieron a explotar la crisis de seguridad que ya viene de hace muchos años, pero que tuvimos la esperanza de que iba a mejorar”, expone. Peña Nieto defiende que los homicidios vienen bajando sensiblemente en el país. Pero el crimen de Iguala, con policías aliándose con un cártel narcotraficante para acribillar a estudiantes, ha escandalizado incluso fuera de las fronteras del país y puesto en duda la capacidad de las autoridades.
“No se ve claro cómo se puede resolver esta situación. El Estado no tiene los instrumentos adecuados, están todos podridos por la corrupción, por la ineficacia”, expone Crespo, académico del prestigioso Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Durante su visita de Estado a China, un ojeroso Peña Nieto expresó a reporteros sentirse “afligido” y “preocupado” por los padres de los jóvenes y las crecientes protestas en Guerrero.
El crimen de los desaparecidos no sólo golpea a Peña Nieto. El Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), tuvo que pedir perdón en Iguala por haber postulado a José Luis Abarca a la alcaldía, a pesar de haber sido investigado por nexos con el crimen organizado. Por fuera del tablero político, las protestas violentas se están concentrando en el empobrecido Guerrero, donde han sido incendiados edificios oficiales como el Parlamento y la gobernación.
Los analistas creen que el sindicato local de maestros, punta de lanza de las protestas, se mueve también por intereses laborales propios. Pero en la elevada tensión sobrevuela el recuerdo de la revuelta que vivió el vecino estado de Oaxaca (sur) durante meses, desatada por la represión de una protesta magisterial.