La concejala María Lorca, presidenta de la Comisión de Ambiente y Ecología de la Cámara Municipal de Guaicaipuro, expresó su preocupación por el problema de salud pública que está a punto de generar El Limoncito.
“Debemos buscar la forma de apagar los continuos incendios. Esto es más imperativo que generar una diatriba sobre la decisión de quien tomará la operación. Hay que frenar la crisis sanitaria que se genera de allí”.
Manifestó que ella ha conversado sobre el tema con Ángel Alejo, encargado de Vigilancia y Control del Ministerio de Ecosocialismo y Agua (Minea), la alcaldesa Wisely Álvarez, Distrito Sanitario y la comuna.
“Por lo tanto lo que estoy expresando no debe causar rubor ni sorpresa a quienes lean estas declaraciones”.
Recalcó que cuando las comunidades del denominado Eje Sur asumieron la administración de esas instalaciones en 2011 “se redujo al mínimo por ciento las enfermedades respiratorias, estomacales, que eran recurrentes hasta el 2010”.
Al referirse al colapso detalló que con cuatro máquinas, entre jumbo, retroexcavadora y shovel, más dos camiones 750, es suficiente para el saneamiento, labores que podrían ejecutarse en apenas un mes.
“La grave situación de ese centro de disposición final de desechos, porque eso es lo que es en estos momentos y no un relleno sanitario, insisto es por la falta de maquinaria y de apoyo institucional”.
Afirmó que no importa “si es Juan, Pedro o Chuchu, los que administren el espacio, porque lo que interesa es la operatividad”.
Agregó que sea la Gobernación o cualquier otro organismo como el Minea el que ejerza el control deberá contar con una millonaria inversión en dólares.
“Es mucho dinero, aunque no es tanta la afectación. Claro si lo ves desde afuera pareciera ser una debacle, no obstante desde el punto de vista técnico es recuperable”.
Explicó que con una de las máquinas se despeja la fosa de operaciones, “que en estos momentos es prácticamente un bosque porque está inoperativa desde hace más de un año”.
“Se está haciendo la disposición en la vía, de manera improvisada, para no colapsar aún más el servicio. Esta situación ha generado un vertedero a cielo abierto no solo ahí sino también en la zona industrial de El Tambor y otros puntos de la ciudad”.
Cuando se le preguntó por la propuesta que hace el dirigente opositor Sergio Graffe, de que el Limoncito pase a manos privadas respondió: “Eso no es viable y yo le voy a sacar una cuenta a ese señor”.
“Cuando él quiera que venga se reúna conmigo y yo le explico sobre disposición final de desechos porque no esto no se trata de meterse en Internet buscar un tutorial y creerse de que ya saben de basura, eso va más allá”.
Destacó que actualmente el alquiler de una máquina se cotiza en dólares, “por ejemplo una empresa privada pasó recientemente una cotización en la que piden mil dólares diario por una sola máquina. Quiero que Graffe me explique quien soporta el gasto de cuatro máquinas a ese precio”.
“Que empresa va a llevar a ese basurero máquinas a tan elevado costo sin recibir una contraprestación”.
Una verdad inocultable
La edil del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quien es una de las promotoras del proyecto de incorporación del poder popular al relleno, aseveró que es más fácil hacer leña del árbol caído sobre todo en este momento cuando el caos es indetenible.
“Sin embargo voy a decirlo de manera responsable, separándome del nivel afectivo que me vincula con Trinchera del Sur, en ese lugar hay un realidad que no se puede ocultar, que es justamente el alto costo”.
Enfatizó que el conocimiento empírico y técnico lo tienen los trabajadores que están desde hace siete años, cuando arrancó la iniciativa.
Apuntó que se permite hacer una crítica constructiva a los miembros de los consejos comunales, que al principio se les vio muy entusiasmados con el plan.
“La comuna estuvo presente cuando allí todo era bonito y se cumplía con la responsabilidad social, se les daba ayuda a los vecinos, se les prestaba los cisternas para repartir agua gratis, se les transporta a los niños en el autobús escolar, pero en el 2016 cuando se robaron todo las comunidades dieron la espalda”.
Añadió que ese año cuando el hampa se apoderó del sitio, “por supuesto que por razones obvias más nadie quiso saber más nada del relleno y todo fue una cadena. El detonante fue el saqueo que hicieron los cuerpos de seguridad”.
Recordó que en aquel momento se perdieron bienes de la Empresa de Propiedad Social (EPS) que jamás pudieron recuperarse.
“La gestión anterior se lavó las manos y no respondió nunca por lo que se robaron pese a la palabra empeñada del alcalde que salió”.
Lamentó que no pagaran ni un bolívar de que lo que sustrajeron de las oficinas que para la fecha eran Bs. 100 millones entre computadoras, artefactos eléctricos y herramientas de trabajo.
“Cargaron con pipotes de aceite completo con los que se pudo mantener la operatividad que se paró en los meses siguientes por la escasez de combustible, cajas de motores, la balanza (la romana), indispensable para el funcionamiento”.
EPS Trinchera del Sur no está quebrada
La operadora Multiservicios Trinchera del Sur, no cuenta con la capacidad presupuestaria para mantener esos espacios.
La Alcaldía de Guaicaipuro que es la que más paga por la disposición final cancela 36 millones mensuales.
Mientras que el aporte de Los Salias y Carrizal está entre Bs. 28 millones y Bs. 30 millones.
“Sumando los tres ayuntamientos no superan los Bs. 100 millones. Solo en nómina se van 30 millones”.
Refirió que una paila de aceite para cualquiera de las maquinas hasta la semana pasada valía Bs. 22 millones.
Comentó que las tres máquinas que permanecen en el vertedero son propias
Los camiones que están parados por falta de baterías, lubricantes y cauchos, también son propiedad de la EPS.
“Además posee un galpón, que se obtuvo gracias a las economías que se hicieron. Eso quiere decir que la EPS no está quebrada, tiene como responder sus compromisos, pero hay dificultades para las operación”.
Llaman a apagar los continuos incendios que afectan a las comunidades aledañas
RONALD PEÑARANDA
En el 2016 causaron destrozos en las oficinas de Trinchera del Sur
Fotos: Jeiser Solorzano