Asegura que trabajar con niños es la mejor inversión
Tras conocer a personajes como el que hoy traemos a esta sección, no cabe ninguna duda de que nuestro territorio es rico y bendecido por la gran cantidad de talentos con el que contamos; esos que comparten su experiencia, trayectoria y el amor por lo que hacen para poder nutrir y servir de referencia a las nuevas generaciones.
Raúl Urdaneta, es una fascinante figura del mundo cultural que ha procurado siempre sembrar valores en función de sus actividades como músico, cantante y promotor permanente de conocimientos.
Desde pequeño sintió pasión por el arte, relató que en una oportunidad durante un plan vacacional cantó delante de todos sus compañeros y lo interpretó de una manera tan extraordinaria que se hizo acreedor del aplauso y reconocimiento de todos. “Eso me marcó y me hizo ver que a ello me dedicaría”.
Este valiosísimo tequeño cursó sus estudios en el colegio Guaicaipuro y posteriormente en el liceo Francisco de Miranda; luego incursiona en el Centro Latinoamericano de Estudios Culturales y más adelante en el Consejo Nacional de la Cultura.
“Soy artista por esencia, pero me considero más como un promotor de la cultura, mis demás facetas como cantante y músico las he fusionado con esa difusión de actividades que enriquecen al ser humano”.
Impecable trayectoria
En 1974 inició formalmente su carrera musical con la llegada de Juan Bautista Carreño, quién fundó la Coral Filarmónica de la ciudad; pero en 1979 se separa de la presidencia de la Coral y comienza a laborar en Miraflores como promotor cultural, allí funda desde su posición de coordinador el Orfeón del Ministerio de la Secretaría de la Presidencia junto al director musical Gilberto Rebolledo.
Posterior a ello, en abril 1980 ingresa al Inam como maestro guía de los jóvenes que allí se estaban reformando y donde impartía sus conocimientos de música. Más adelante se inició en el Ateneo de Los Teques donde se desempeñó paulatinamente en tres cargos: Coordinador de Talleres que fueron impulsados por él, luego fue Coordinador de Eventos y después Director Ejecutivo del lugar, etapa en la cual crearon el preescolar que aún continúa funcionando.
Como Director de Cultura de la Alcaldía de Guaicaipuro estuvo desde 1993 hasta el 2000. Destacó que fueron muchos los logros que allí se obtuvieron, “los programas que llegamos a desarrollar forman parte de una experiencia muy grata tanto de fondo como de forma; por ejemplo los planes vacaciones y hasta los carnavales de ese entonces fueron situaciones bien logradas que me satisface rememorar”.
Algún tiempo después se incorporó de acuerdo a un convenio entre la Alcaldía de Carrizal, la Fundación Orquesta Juvenil e Infantil de Miranda y la Fundación Musical Simón Bolívar a lo que se conoce como el Núcleo de Orquesta y Coro de ese municipio, donde comenzó en la coordinación del núcleo y actualmente funge como coordinador del coro infantil.
Su amor por el cuatro
En algún momento de su niñez surgió su experiencia con el cuatro, este instrumento lo atrapó tanto que experimentó con él y aprendió a interpretarlo por puro instinto y oído, sin maestro alguno porque para la fecha no existían escuelas de música en Los Teques.
Actualmente imparte desde hace dos años clases de cuatro a personas invidentes en la Oficina de Discapacitados de la Alcaldía de Carrizal, allí los participantes han desarrollado una gran capacidad interpretativa y aquellos que no la desarrollan lo emplean como terapia.
Manifestó el motivo de su pasión por este instrumento de cuerdas. “Ha sido mi compañero toda la vida, es ideal para compañía y soledad; compañía porque es un promotor social para compartir porque te une o hace que la gente se una y disfrute de tu talento, y de la soledad porque en momentos íntimos de reflexión, cansancio o inclusive tristeza es el mejor aliado y amigo que a través de sus cuerdas y melodía me sirve de compañía”.
Los niños son el norte
Urdaneta parte del principio de que cualquier inversión hay que hacerla con los más pequeños de la casa. “Si queremos tener un país transformado, todo tiene que dirigirse en función del desarrollo de los niños”.
Desde su experiencia en el antiguo INAM pudo constatar que la semilla que se siembra en un niño puede rendir grandes frutos porque el poder transformador de la música es maravilloso. “Allí habían jóvenes con problemas conductuales y mi posición de maestro guía me permitía orientarlos hacia el camino musical; hubo un caso muy puntual en el que uno de ellos tras iniciarse en mis clases y transcurrir 35 años ese joven se había convertido en un hombre de bien con una hermosa familia constituida, al tiempo que era el Jefe de Departamento en el Sistema de Orquestas”.
Para Urdaneta, una vez que alguien se sumerge en ese mundo es casi imposible que le de cabida a la vulgaridad espiritual o a la malicia porque impera la riqueza satisfactoria de lo que significa separar lo bueno y gratificante de lo malo y destructivo./Maribel Sánchez/Foto: William Sánchez/