Rodrigo Paz Pereira, candidato centrista por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Bolivia, celebrada el domingo 19 de octubre de 2025. Este triunfo representa un momento histórico para el país, ya que pone fin a 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de izquierda que estuvo liderado por Evo Morales.
Paz se impuso con un 54.5% de los votos válidos, superando a su rival, el conservador Jorge “Tuto” Quiroga, quien obtuvo el 45.5% y reconoció su derrota. La victoria de Paz, que ya había sorprendido en la primera vuelta, refleja un claro deseo de cambio entre los bolivianos, en un contexto marcado por una grave crisis económica.
El presidente electo, de 58 años, es economista, exsenador por Tarija y además hijo del expresidente Jaime Paz Zamora. Durante su campaña, prometió un “capitalismo para todos” y el fin del “Estado tranca”, con propuestas para reactivar la economía, como la entrega de créditos baratos para emprendedores, la rebaja de impuestos y aranceles para la importación de tecnología y vehículos, y la descentralización de los ingresos tributarios.
Rodrigo Paz asumirá la presidencia el próximo 8 de noviembre, enfrentando la peor crisis económica en cuatro décadas, caracterizada por escasez de combustible, alta inflación y bajas exportaciones de gas natural. Su mandato inicia en un momento crucial para el país, con grandes desafíos por delante.
El triunfo de Paz también marca el fin de un ciclo político que comenzó en 2006 con la llegada de Evo Morales al poder y que continuó con Luis Arce. La fórmula Paz-Lara, con Edmand Lara como candidato a vicepresidente, logró captar el descontento de antiguos votantes del MAS y conectar con sectores populares y jóvenes.
El presidente saliente, Luis Arce, junto a otros líderes regionales, ya han felicitado a Rodrigo Paz por su victoria. Por su parte, el exmandatario Evo Morales, quien estuvo inhabilitado para participar en estas elecciones, lamentó que la “Bolivia profunda” haya quedado fuera del proceso democrático, aunque reconoció la vocación democrática del pueblo boliviano.