Cariño y amabilidad son la bandera de la doctora Beatriz.
“Todo es más fácil con una sonrisa sincera por delante, la palabra dulce ablanda el corazón”. Esta fue una de las frases más cautivantes de la doctora Beatriz Fernández, una exitosa médico del municipio Carrizal, que se ha destacado por el impecable servicio que brinda a todos y cada uno de sus pacientes, así como la excelente gestión que ha llevado adelante en los cargos desempeñados durante 20 años de carrera.
“Nací en la maternidad Concepción Palacios porque para ese entonces aquí solo existía el hospital Policlínico, por eso mucho tequeños nacimos allá. Fui criada en Carrizal, donde aún resido. Mis estudios de primaria transcurrieron en la Unidad Educativa Víctor Padilla”.
Relató que el bachillerato lo cursó en el liceo Villalobos, una vez que se graduó, entró en el IUT para estudiar Química, pero sintió que debía ir más allá porque siempre quiso ser médico, aunque no se la había dado la oportunidad.
“Mi mamá, Luisa Antonia Medina, fue una mujer muy querida y conocida dentro de este municipio, se desempeñó como ecónoma en el colegio José Manuel Álvarez, donde el comedor escolar lleva su nombre. También era higienista, yo andaba con ella siempre y me cautivó su labor, cada vez que me preguntaban a qué me dedicaría cuando fuese grande, yo respondía que quería ser doctora”.
Ingresó en la Universidad de Carabobo y debió mudarse a Valencia, se graduó como médico cirujano en 1996. Su trabajo rural lo realizó en 1997 en un hospital tipo I de Morón. Tras graduarse, realizó un año de internado rotatorio por cirugía y luego otro año por traumatología.
“Yo me inclinaba hacia la parte de cirugía, califiqué para una beca en Brasil, pero debí renunciar a ella por circunstancias de la vida, luego quedé para un posgrado de Neumología financiado por el Estado”.
La doctora Beatriz es madre de una niña de 10 años, María Victoria, quien parece haber heredado la vena de su mamá, porque en reiteradas ocasiones le ha manifestado que quiere ser como ella, pero en el área de cirugía plástica.
“Ella ha podio escoger cualquier profesión, pero se encaminó hacia esta porque le es importante ayudar a los demás, en este caso reparando un problema físico que atormenta a un paciente. Para mí es un orgullo que tenga un corazón tan noble y esté tan centrada en lo que quiere, no porque quiere ser médico, sino por su posición ante la vida y ante los problemas de los demás”.
Indetenible crecimiento
Realizó una Gerencia en Salud Pública y luego Ocupacional, también incursionó en Sexología Clínica y Medicina del Deporte, entre otras maestrías que ampliaban su horizonte profesional. Fue directora en el ambulatorio Guayo y en el Elizabeth Lisca, así como en el ambulatorio Pastor Oropeza, el Robles y en Fundación CAP, en Valencia.
“Al llegar en 2003 a la capital, no tomaron en cuenta mi especialización simplemente porque venía de un estado opositor y me dejaron en un ambulatorio como médico general, hasta que surgió una necesidad de servicio, evaluaron toda mi preparación y me concedieron el cargo de directora nacional de la Red de Hospitales y Ambulatorios del IVSS”.
En 2006 pasó a ser contralora sanitaria del Distrito Capital por tres años, hasta que luego de un receso movido por causas personales, tuvo la oportunidad de ser la directora de Salud de Carrizal, cargo que ejerce desde 2014.
“Para mí la salud es algo muy importante que no debería tener tinte político, nosotros somos entes dedicados a brindar bienestar por sobre todas las cosas, los médicos tenemos un compromiso sagrado con Dios y nuestros pacientes”.
Para esta profesional de la Medicina, los que laboran en esa red ambulatoria son héroes y heroínas que imponen su ética. “Llevar a cabo este trabajo en el municipio es satisfactorio por el sentido de pertenencia, responsabilidad y entrega del personal que está a mi cargo, le estoy muy agradecida al Alcalde y a su esposa por esa confianza que han depositado en nosotros”.
Primero los pacientes
A su juicio, la Medicina es una carrera bastante sacrificada, donde su tiempo pertenece a sus pacientes y a los familiares de estos. “Ser médico es un don de Dios, lo más importante para mí es la sonrisa de todos y cada uno de ellos tras la prestación de un buen servicio, una buena medicina es el cariño y la confianza con que los trates”.
La clave del éxito de esta noble y carismática mujer radica en el trato amable hacia los demás y en la humildad. Para ella cada paciente que pasa por sus manos es como un familiar suyo. “Lo más difícil es perder una batalla ante la muerte y notificarlo a los allegados, mientras que lo más bonito es dar un alta médica bien lograda”.
Extendió un llamado a todos sus colegas en estos tiempos de crisis. “Debemos ponernos la mano en el corazón y ser más tolerantes, respetuosos y cariñosos con nuestros semejantes; ya bastante tienen con sus dolencias o enfermedades y con la situación país, como para encima lidiar con un trato cruel. Todo es mejor con una sonrisa, la palabra dulce ablanda el corazón”.
Experiencias que forman
Aseguró que son muchas las anécdotas que para bien o para mal le han marcado durante su carrera, pero existen dos muy puntuales que quiso compartir. La primera de ellas fue cuando debió asistir un parto en una comunidad guajira.
“Ellos suelen ser muy celosos con esos procedimientos, pero yo debía traer ese niño al mundo bien; sin embargo, el cacique me advirtió que si tocaba al bebé o si le sucedía algo pagaríamos las consecuencias. Total que la muchacha se agachó y expulsó naturalmente a la criatura sobre una sábana, así que ni lo toqué porque ella cortó con sus dientes el cordón umbilical y se fueron contra opinión médica porque no me dejaron chequearla, quedé asombrada”.
La segunda experiencia fue mucho más personal, pero muy profesional, esta vez le tocó con su mamá. “Ella estaba muy malita y entró en paro respiratorio estando en mi casa, tuve que hacerle RCP desligando el sentimiento de pánico y desespero por tratarse de mi madre, debí ser médico ante todo y logré sacarla con bien de ese fuerte episodio”./Maribel Sánchez/ac/