Silvio Mencías muestra su alma en seis cuerdas
Silvio Mencías, un prodigioso guitarrista nacido en el hospital Policlínico de la ciudad de Los Teques y criado entre el populoso sector de la Carretera Vieja y la comunidad de La Matica, es un reconocido músico y docente que ha hecho de su instrumento de seis cuerdas su mejor aliado.
Sus estudios de primaria transcurrieron en la unidad educativa José Antonio Rodríguez López, en una oportunidad allí se dictaban talleres de formación artística, cultural y deportiva.
“Ofrecían música y kárate, mi hermano se inscribió en clases de cuatro y yo me fui por el arte marcial, donde no me hallé. Me llamaba la atención la cátedra en la que se inscribió mi hermano y a él en la que me había metido yo, así que cambiamos de cursos”.
Prosiguió su relato argumentando, “recuerdo que eran como seis niveles los que comprendían el taller, en un mes pasé cuatro de ellos sin inconveniente porque todo lo asimilaba muy rápido”.
Refirió que esa vena le viene por herencia. Su abuelo, proveniente del estado Falcón, elaboraba guitarras y su padre la tocaba como aficionado junto a un grupo de amigos. “Para mí todos ellos fueron como unos superhéroes, sus serenatas me nutrían el alma y como de paso me regalaron una guitarra cuando tenía once años, procuraba imitar lo que ellos interpretaban”.
Su bachillerato lo cursó en el Muñoz Tébar. “En el liceo compartí mucho en el grupo de gaitas que llevaba adelante el profesor Araque; aunque la parte formativa la tuve de la mano del maestro David Abreu, en su academia de música ubicada en Las Cuatro Esquinas”.
Indetenible ascenso
Más adelante ingresó en el Conservatorio Superior de Música José Ángel Lamas, narró que su ingreso allí fue “una cosa del destino”, porque él simplemente había ido a conocer cómo era y donde quedaba.
“Entré para preguntar por las admisiones y de una vez me hicieron audición, quedé seleccionado por la profesora Isabel Pereira para estudiar allí, fue una grata sorpresa porque hizo parte importantísima en mi formación. Obtuve el título de Maestro Ejecutante, con excelentes calificaciones”.
Tras toda la extensa preparación que recibió en el conservatorio, trabajó en la Asociación Cultural Vicente Emilio Sojo, así como también en la Casa de la Cultura de Los Teques y en el Sistema Nacional de Orquestas. Hizo lo propio con un trío de guitarra clásica, con el que tuvo exitosas giras.
Mencías, quien entrega el alma cada vez que toca la guitarra, ha participado en un sinfín de festivales nacionales e internacionales, donde ha dejado muy en alto el nombre de nuestro país. Una experiencia que lo marcó fuera de nuestras fronteras fue durante su estadía en México, un espectador le pidió que interpretara un tema.
“Yo creí que me pediría el Alma Llanera, Caballo Viejo o Moliendo Café; pero resulta que me pidió Como llora una estrella del maestro Arnaldo Vivas Toledo, me sorprendió muchísimo pero me agradó ver que el repertorio venezolano que es tan extenso haya llevado tan lejos ese tema de mi querido paisano”.
Sembrando música
Pero más allá de toda la labor que como concertista ha realizado, Silvio también ha formado distintas generaciones a nivel musical, se graduó hace aproximadamente seis años en la Unesr como licenciado en Educación, mención Desarrollo Cultural y además realizó un post-grado en Planificación Educativa.
“Esto me llevó a impartir clases en la Unearte y distintos colegios de la localidad, formé la coral de voces blancas en la unidad educativa Cecilio Acosta, estuve ensamblando la estudiantina de la Unefa. Pienso que es importante sembrar un legado, aportar un granito de arena para forjar una generación culturalmente capacitada”.
Confesó que a diario toca la guitarra, disfruta montar repertorios y poder expresar a través de su instrumento las emociones que lo embargan cada día de su vida. “Si los instrumentos hablaran, dirían mucho de la vida de su artista. Por otra parte, soy partidario de que uno debe transmitir emociones, que eso te permita llegarle al público y lograr feedback”.
Hombre de familia
Mencías, quien lleva 15 años de feliz matrimonio al lado de Juana Rivero, con quien tiene tres hijos: Emanuel, Silvio y María Bernadette; expresó que son su mayor orgullo y bendición. “Todos los días doy gracias a Dios por la hermosa familia que tengo”.
Al consultarle si alguno de sus retoños había heredado su don, explicó que lo hacen es por afición, “el mayor gusta del piano y el del medio es más del cuatro y la flauta, mientras que a la pequeña le fascina cantar”.
Esto para él es más que suficiente, porque a su juicio, el solo hecho de tener sensibilidad hacia un instrumento musical es maravilloso porque les convierte en una persona diferente. “Tocar junto a ellos es algo indescriptible, me llena muchísimo compartir su talento y el mío como uno solo”.
Un nuevo camino
Su extensa y bien nutrida trayectoria artística lo llevó a asumir nuevas responsabilidades. En abril de 2016 le llegó una inesperada pero bien recibida propuesta: estar al frente de la parte cultural del parque cultural social Villa Teola. Oferta que recibió como un nuevo e importante reto que debía asumir.
“Aquí no manejo solamente el área musical, sino también de artes plásticas, teatro, poesía y todo lo que integra el universo cultural; lo que me llevó a aprender sobre interesantes temas que me fortalecen”.
En la Villa imparte la cátedra permanente de guitarra clásica que lleva por nombre Alirio Díaz. “Todos los viernes de 2:00 a 5:00 pm brindamos esa clase acá para todos los jóvenes que quieran participar. También tenemos otros talleres, nos adaptamos a todo porque nuestra gente tequeña merece un espacio para desarrollar sus aptitudes”./Maribel Sánchez/lb/Foto: Juan Carlos Blanco/